¿Venezuela puede ver su futuro en la bola de cristal petrolera de Libia?
Por Franz J. T. Lee
¿Qué hay detrás de la serie de levantamientos populares en el norte de África y el Oriente Medio? ¿Qué o quién los puso en marcha? ¿Fue la CIA o fue el hambre, o ambas cosas? Y "¿Cui bono?" - ¿A qué intereses sirven realmente? ¿Será Venezuela el próximo candidato para esta clase de juego de ajedrez? ¿Podemos ver nuestro futuro en la bola de cristal petrolera de la Libia de Gaddafi?
El sistema capitalista se ha reproducido a nivel planetario en absolutamente
todos los ámbitos de la vida; se ha interiorizado en la psiquis misma de los
'condenados de la tierra’. Al sacrificar sus propias vidas, millones defienden y salvan a sus futuros carniceros, nada más y nada menos que las nuevas clases dominantes. El hambre y la pobreza han crecido siempre desde la acumulación originaria del capital, son las causas principales de muchas revueltas populares. ¿Que es lo especial, lo nuevo con los levantamientos actuales? ¿Estamos realmente presenciando revolución y/o emancipación humana, algo nuevo, lo Nuevo?
Esas y muchas otras preguntas hay que estudiarlas seriamente aquí en Venezuela. Al igual que en la década de 1960, con mucha facilidad las chispas africanas podrían una vez más resultar en el incendio de la pradera americana. Los factores comunes entre Venezuela y Libia son peligrosamente evidentes: ‘dictadores’ que producen ‘baños de sangre’ entre sus pobres ciudadanos pacíficos. Además poseen petróleo, gas, agua (tanto por debajo del desierto del Sahara como en el Delta del Orinoco), oxígeno, metales y minerales estratégicos; en ambas naciones todavía hay ese calor exótico y los cielos azules, condiciones climáticos que ya no se encuentran en tantos lugares de nuestra tierra, donde las 'chemtrails' (huellas químicas) y el terrorismo geofísico de HAARP hacen lo suyo.
Nada más el hecho de tener las mayores reservas de petróleo del mundo, como es el caso con Venezuela, puede ser razón suficiente para que recibamos el correspondiente tratamiento bélico de la Cuarta Flota o de la OTAN. Por lo tanto, ¡cuidado Venezuela!
Veamos algunos aspectos referente a los levantamientos actuales en África.
Ante todo, en esta época actual del semejante desastre post-orwelliano que
estamos viviendo a nivel global, ¿qué es lo que se tiene que estudiar y debatir con urgencia para que nosotros, los 'condenados de la tierra’, como clases trabajadoras internacionales, sintamos la necesidad concreta de emanciparnos, como lo haría una humanidad que aún respira y lucha? No es muy difícil identificar a los verdaderos sindicatos globales de los crímenes organizados de guerra, en vez de dejarse engañar por la ideología y práctica burguesa dominante; en términos modernos, por el imperio mediático de Murdoch, que predica que ‘Grandes Hombres’, ... es decir, ‘dictadores’, como Muamar Gadafi o Hugo Chávez Frías (al igual que ‘santos’ como Bush padre e hijo, ... que de paso eran perdedores, pero se lo llevaron todo ... es decir, que estos ‘grandes héroes de la patria' pueden hacer o deshacer la historia por sí solos.
El problema es que la mayoría de nosotros, al igual que los miles de millones de los 'condenados de la tierra’ creen en tal grandeza ideológica, mesiánica y política. Ché Guevara, Fidel Castro, Frantz Fanon, Bertolt Brecht y Ernst Bloch nos han enseñado, como resultado de un riguroso análisis teórico, que el ‘Hombre’ emancipado no debe esforzarse por ser ‘grande’ o por ser un ‘gran dictador’, sino más bien un homo novum, un Hombre Nuevo, lo Nuevo per se. Con el actual vandalismo corporativo en África, especialmente con la apropiación de tierras, podemos darnos cuenta que en ninguna parte de África la Unión Africana, la NEPAD, la Africom o la 'Fuerza de Reserva Africana’ (ASF ) tienen en su agenda lo nuevo o lo esperanzador, y menos lo emancipador.
Apropósito, la ASF se está abriendo un nuevo mercado en África para una
industria floreciente de venta de armas cada vez más inescrupulosa, con fines de servirle a las necesidades beligerantes de las fuerzas de ‘mantenimiento de la paz’ de las Naciones Unidas en el continente, pero también para mantener vigente mediante la violencia un éxodo macro-migratorio por la busqueda de alimentos.
Sí, como siempre el imperialismo corporativo no se interesa por los millones de niños que mueren de hambre, no se interesa por la propagación de la peste y de enfermedades como el SIDA. Las nuevas élites negras sólo hablan de negocios, de Grandes Negocios, de la producción de armas en Sudáfrica y de su preparación para futuras Grandes Guerras.
Ni en las pancartas ni en los discursos políticos de las masas rebeldes en el
norte de África y el Oriente Medio se pudieron detectar huellas de lo Nuevo
radical y anticapitalista. Parece que el fascismo mundial logró truncar el quo vadis, el ‘adónde’, el futuro de todo el continente africano. Parece que el
crepúsculo vino a oscurecer la ‘cuna de la humanidad’.
La principal exigencia de todos los levantamientos era que un gran hombre
‘dictador’ debiese dimitir después de décadas de poder ‘autocrático’.
Irónicamente y por razones farisaicas incluso Berlín y Washington favorecieron y defendieron este ‘derecho humano’ porque en todas partes el ejército y el Estado continuaron sirviendole a los intereses metropolitanos de sus amos corporativos.
Venezuela y Libia, debemos recordar que no existe una revolución sin ‘violentas’ luchas de clase. Si estas últimas no existen en ninguna otra región, o si se trata de aniquilar a las luchas de clase obreras en todo el continente, entonces esta es la mejor prueba de que allí hay cualquier cosa menos una revolución social. Y la reconciliación de clases no es revolución, es capitulación.
Bajo la óptica de los procesos de emancipación transhistóricos la situación es más trascendental. No hay emancipación humana posible cuando todavía existen en algún lugar el trabajo y el capital, las relaciones de amo y esclavo, es decir, la explotación, la dominación, el racismo, el genocidio y la alienación. Al final del primer milenio los filósofos materialistas norteafricanos y árabes como Avicena y Averroes, ya expresaron la quintaesencia creativa de la emancipación humana como natura naturans y natura naturata, es decir, como lo que se crea, lo creativo y lo creador que es , la Madre Naturaleza, la Madre África, la Pacha Mama, Gaia e Isis. Creación significa Praxis teórica, la emancipación de la Madre Naturaleza, de la Madre África, de lo Nuevo, de la Mujer.
Es precisamente lo Nuevo, el Novum que se ha convertido en el nuevo fantasma emancipatorio que espanta al orden mundial contemporáneo y que también podría incendiar en llamas a América del Norte. Es un hecho conocido que el capitalismo desde hace siglos reprimió brutalmente todos los posibles esfuerzos emancipatorios. El corporatismo puso en marcha una avalancha de holocaustos físicos y mentales para controlar las masas trabajadoras. Desde antaño, los amos llamaron a esos mecanismos y manipulaciones autoritarios y totalitarios humanismo, paz, educación, transición, democracia, ‘gobierno único mundial’, cultura, fe, buenas costumbres, buenos modales, civilización, credos, mandamientos, leyes, moral, ideología y religión.
El bajo grado de conciencia de clase y el alto nivel de ignorancia inculcada
entorno al socialismo no le resta importancia en absoluto a la valentía, el
optimismo y la resistencia heroica de todas las luchas trabajadoras actuales. Sin embargo, es importante tener en cuenta por qué el imperialismo corporativo pudo silenciar una y otra vez a estos valientes luchadores, como ocurrió en todas las revoluciones sociales democráticas del siglo 20. Hoy en día, ¿dónde están los frutos nuevos y creativos de las revoluciones sociales heroicas de Viet Nam, China, Yugoslavia, Argelia, Egipto, Libia, Congo, Guinea-Bissau, Ghana, Eritrea, Djibouti, Mauritania, Mozambique, Angola, Zimbabwe, Namibia y Sudáfrica?
¿Acaso la situación política, económica y social en la que se encuentra África actualmente, es la libertad por la que hemos luchado durante las décadas pasadas y por la que millones fueron mutilados y masacrados en nombre de la paz? ¿O no será más bien que estamos frente a un nuevo Maafa (swahili: desastre), un nuevo tipo de conquista, un comercio transatlántico de esclavos (asalariados) moderno, un nuevo triángulo de las Bermudas? ¿Qué es lo que está haciendo la Africom en el suelo de la Madre África, y por qué nosotros, que contamos mil millones de seres humanos africanos, le permitimos que se asiente allí para matarnos poco a poco y uno por uno?
Podemos estar seguros que para que la Norteamérica corporativa acepte a nuestros ‘grandes líderes’ sobre todo de la Humania del Sur, no importa que estos sean autocráticos, teocráticos, tecnocráticos o burocráticos, será bajo una sola condición: que por gracia de los ‘grandes dioses’ que son dueños de sus ‘grandes ideas’, y por la ‘supremacía de las grandes razas de amos’ que habitan en el norte, estos líderes sean designados por ellos como fieles guardianes y máximos gerentes del petróleo, gas, oro, metal y minerales para ser enviados a los EE.UU. y sus opulentos magnates metropolitanos, convirtiéndose así en sus embajadores fascistas del Apocalipsis.
Sin embargo, el peligro consiste en que en todas partes vemos 'revoluciones' de todos los colores, como si fueran cientos, incluso miles. Pero no es así. Pués en realidad existe una sola revolución: la revolución capitalista burgués-democrática, la madre de todas las víboras reformistas, la que se llevó acabo desde la Revolución Francesa hasta la época de la globalización.
En su obra, "La Cuestión Judía" ya en 1843, el propio Marx nos informó que
nuestro objetivo es derrocar a la revolución burguesa por medio de la
emancipación humana proletaria.
En la época de la globalización donde las revoluciones sistémicas ya están
quedando obsoletas, se debería reflexionar y re-pensar seriamente acerca de nuestros conceptos básicos de liberación y acerca de su correspondiente praxis anti-capitalista.
Por lo que se ve, por lo menos públicamente, en ninguno de los últimos
levantamientos populares se ha negado radicalmente el modo de destrucción capitalista, ni se ha planteado su trascendencia hacia lo verdaderamente Nuevo, hacia la emancipación planetaria.
En África del Norte el crepúsculo de los ‘condenados de la Tierra’ se convierte en un oscuro despertar anticipado; pronto caerá el atardecer y nos recordará cuan negras y misteriosas todavía pueden ser las noches naturales.
http://www.franzlee.org.ve
franzjutta@cantv.net
Por Franz J. T. Lee
¿Qué hay detrás de la serie de levantamientos populares en el norte de África y el Oriente Medio? ¿Qué o quién los puso en marcha? ¿Fue la CIA o fue el hambre, o ambas cosas? Y "¿Cui bono?" - ¿A qué intereses sirven realmente? ¿Será Venezuela el próximo candidato para esta clase de juego de ajedrez? ¿Podemos ver nuestro futuro en la bola de cristal petrolera de la Libia de Gaddafi?
El sistema capitalista se ha reproducido a nivel planetario en absolutamente
todos los ámbitos de la vida; se ha interiorizado en la psiquis misma de los
'condenados de la tierra’. Al sacrificar sus propias vidas, millones defienden y salvan a sus futuros carniceros, nada más y nada menos que las nuevas clases dominantes. El hambre y la pobreza han crecido siempre desde la acumulación originaria del capital, son las causas principales de muchas revueltas populares. ¿Que es lo especial, lo nuevo con los levantamientos actuales? ¿Estamos realmente presenciando revolución y/o emancipación humana, algo nuevo, lo Nuevo?
Esas y muchas otras preguntas hay que estudiarlas seriamente aquí en Venezuela. Al igual que en la década de 1960, con mucha facilidad las chispas africanas podrían una vez más resultar en el incendio de la pradera americana. Los factores comunes entre Venezuela y Libia son peligrosamente evidentes: ‘dictadores’ que producen ‘baños de sangre’ entre sus pobres ciudadanos pacíficos. Además poseen petróleo, gas, agua (tanto por debajo del desierto del Sahara como en el Delta del Orinoco), oxígeno, metales y minerales estratégicos; en ambas naciones todavía hay ese calor exótico y los cielos azules, condiciones climáticos que ya no se encuentran en tantos lugares de nuestra tierra, donde las 'chemtrails' (huellas químicas) y el terrorismo geofísico de HAARP hacen lo suyo.
Nada más el hecho de tener las mayores reservas de petróleo del mundo, como es el caso con Venezuela, puede ser razón suficiente para que recibamos el correspondiente tratamiento bélico de la Cuarta Flota o de la OTAN. Por lo tanto, ¡cuidado Venezuela!
Veamos algunos aspectos referente a los levantamientos actuales en África.
Ante todo, en esta época actual del semejante desastre post-orwelliano que
estamos viviendo a nivel global, ¿qué es lo que se tiene que estudiar y debatir con urgencia para que nosotros, los 'condenados de la tierra’, como clases trabajadoras internacionales, sintamos la necesidad concreta de emanciparnos, como lo haría una humanidad que aún respira y lucha? No es muy difícil identificar a los verdaderos sindicatos globales de los crímenes organizados de guerra, en vez de dejarse engañar por la ideología y práctica burguesa dominante; en términos modernos, por el imperio mediático de Murdoch, que predica que ‘Grandes Hombres’, ... es decir, ‘dictadores’, como Muamar Gadafi o Hugo Chávez Frías (al igual que ‘santos’ como Bush padre e hijo, ... que de paso eran perdedores, pero se lo llevaron todo ... es decir, que estos ‘grandes héroes de la patria' pueden hacer o deshacer la historia por sí solos.
El problema es que la mayoría de nosotros, al igual que los miles de millones de los 'condenados de la tierra’ creen en tal grandeza ideológica, mesiánica y política. Ché Guevara, Fidel Castro, Frantz Fanon, Bertolt Brecht y Ernst Bloch nos han enseñado, como resultado de un riguroso análisis teórico, que el ‘Hombre’ emancipado no debe esforzarse por ser ‘grande’ o por ser un ‘gran dictador’, sino más bien un homo novum, un Hombre Nuevo, lo Nuevo per se. Con el actual vandalismo corporativo en África, especialmente con la apropiación de tierras, podemos darnos cuenta que en ninguna parte de África la Unión Africana, la NEPAD, la Africom o la 'Fuerza de Reserva Africana’ (ASF ) tienen en su agenda lo nuevo o lo esperanzador, y menos lo emancipador.
Apropósito, la ASF se está abriendo un nuevo mercado en África para una
industria floreciente de venta de armas cada vez más inescrupulosa, con fines de servirle a las necesidades beligerantes de las fuerzas de ‘mantenimiento de la paz’ de las Naciones Unidas en el continente, pero también para mantener vigente mediante la violencia un éxodo macro-migratorio por la busqueda de alimentos.
Sí, como siempre el imperialismo corporativo no se interesa por los millones de niños que mueren de hambre, no se interesa por la propagación de la peste y de enfermedades como el SIDA. Las nuevas élites negras sólo hablan de negocios, de Grandes Negocios, de la producción de armas en Sudáfrica y de su preparación para futuras Grandes Guerras.
Ni en las pancartas ni en los discursos políticos de las masas rebeldes en el
norte de África y el Oriente Medio se pudieron detectar huellas de lo Nuevo
radical y anticapitalista. Parece que el fascismo mundial logró truncar el quo vadis, el ‘adónde’, el futuro de todo el continente africano. Parece que el
crepúsculo vino a oscurecer la ‘cuna de la humanidad’.
La principal exigencia de todos los levantamientos era que un gran hombre
‘dictador’ debiese dimitir después de décadas de poder ‘autocrático’.
Irónicamente y por razones farisaicas incluso Berlín y Washington favorecieron y defendieron este ‘derecho humano’ porque en todas partes el ejército y el Estado continuaron sirviendole a los intereses metropolitanos de sus amos corporativos.
Venezuela y Libia, debemos recordar que no existe una revolución sin ‘violentas’ luchas de clase. Si estas últimas no existen en ninguna otra región, o si se trata de aniquilar a las luchas de clase obreras en todo el continente, entonces esta es la mejor prueba de que allí hay cualquier cosa menos una revolución social. Y la reconciliación de clases no es revolución, es capitulación.
Bajo la óptica de los procesos de emancipación transhistóricos la situación es más trascendental. No hay emancipación humana posible cuando todavía existen en algún lugar el trabajo y el capital, las relaciones de amo y esclavo, es decir, la explotación, la dominación, el racismo, el genocidio y la alienación. Al final del primer milenio los filósofos materialistas norteafricanos y árabes como Avicena y Averroes, ya expresaron la quintaesencia creativa de la emancipación humana como natura naturans y natura naturata, es decir, como lo que se crea, lo creativo y lo creador que es , la Madre Naturaleza, la Madre África, la Pacha Mama, Gaia e Isis. Creación significa Praxis teórica, la emancipación de la Madre Naturaleza, de la Madre África, de lo Nuevo, de la Mujer.
Es precisamente lo Nuevo, el Novum que se ha convertido en el nuevo fantasma emancipatorio que espanta al orden mundial contemporáneo y que también podría incendiar en llamas a América del Norte. Es un hecho conocido que el capitalismo desde hace siglos reprimió brutalmente todos los posibles esfuerzos emancipatorios. El corporatismo puso en marcha una avalancha de holocaustos físicos y mentales para controlar las masas trabajadoras. Desde antaño, los amos llamaron a esos mecanismos y manipulaciones autoritarios y totalitarios humanismo, paz, educación, transición, democracia, ‘gobierno único mundial’, cultura, fe, buenas costumbres, buenos modales, civilización, credos, mandamientos, leyes, moral, ideología y religión.
El bajo grado de conciencia de clase y el alto nivel de ignorancia inculcada
entorno al socialismo no le resta importancia en absoluto a la valentía, el
optimismo y la resistencia heroica de todas las luchas trabajadoras actuales. Sin embargo, es importante tener en cuenta por qué el imperialismo corporativo pudo silenciar una y otra vez a estos valientes luchadores, como ocurrió en todas las revoluciones sociales democráticas del siglo 20. Hoy en día, ¿dónde están los frutos nuevos y creativos de las revoluciones sociales heroicas de Viet Nam, China, Yugoslavia, Argelia, Egipto, Libia, Congo, Guinea-Bissau, Ghana, Eritrea, Djibouti, Mauritania, Mozambique, Angola, Zimbabwe, Namibia y Sudáfrica?
¿Acaso la situación política, económica y social en la que se encuentra África actualmente, es la libertad por la que hemos luchado durante las décadas pasadas y por la que millones fueron mutilados y masacrados en nombre de la paz? ¿O no será más bien que estamos frente a un nuevo Maafa (swahili: desastre), un nuevo tipo de conquista, un comercio transatlántico de esclavos (asalariados) moderno, un nuevo triángulo de las Bermudas? ¿Qué es lo que está haciendo la Africom en el suelo de la Madre África, y por qué nosotros, que contamos mil millones de seres humanos africanos, le permitimos que se asiente allí para matarnos poco a poco y uno por uno?
Podemos estar seguros que para que la Norteamérica corporativa acepte a nuestros ‘grandes líderes’ sobre todo de la Humania del Sur, no importa que estos sean autocráticos, teocráticos, tecnocráticos o burocráticos, será bajo una sola condición: que por gracia de los ‘grandes dioses’ que son dueños de sus ‘grandes ideas’, y por la ‘supremacía de las grandes razas de amos’ que habitan en el norte, estos líderes sean designados por ellos como fieles guardianes y máximos gerentes del petróleo, gas, oro, metal y minerales para ser enviados a los EE.UU. y sus opulentos magnates metropolitanos, convirtiéndose así en sus embajadores fascistas del Apocalipsis.
Sin embargo, el peligro consiste en que en todas partes vemos 'revoluciones' de todos los colores, como si fueran cientos, incluso miles. Pero no es así. Pués en realidad existe una sola revolución: la revolución capitalista burgués-democrática, la madre de todas las víboras reformistas, la que se llevó acabo desde la Revolución Francesa hasta la época de la globalización.
En su obra, "La Cuestión Judía" ya en 1843, el propio Marx nos informó que
nuestro objetivo es derrocar a la revolución burguesa por medio de la
emancipación humana proletaria.
En la época de la globalización donde las revoluciones sistémicas ya están
quedando obsoletas, se debería reflexionar y re-pensar seriamente acerca de nuestros conceptos básicos de liberación y acerca de su correspondiente praxis anti-capitalista.
Por lo que se ve, por lo menos públicamente, en ninguno de los últimos
levantamientos populares se ha negado radicalmente el modo de destrucción capitalista, ni se ha planteado su trascendencia hacia lo verdaderamente Nuevo, hacia la emancipación planetaria.
En África del Norte el crepúsculo de los ‘condenados de la Tierra’ se convierte en un oscuro despertar anticipado; pronto caerá el atardecer y nos recordará cuan negras y misteriosas todavía pueden ser las noches naturales.
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