29/9/09

(VIDEO) II Cumbre ASA concluyó con planteamientos históricos Por: Prensa Web RNV / Prensa ASA / Aporrea.org 27/09/09

Comentario: Aniquilación de todas las alianzas capitalistas, organizaciones, mancomunidades, uniones, 'Estados unidos' o 'naciones unidas' que eternalizan la explotación global ...
Por: Franz J. T. Lee

Le damos la bienvenida a los esfuerzos inmensos del Presidente Hugo Chávez Frías y el gobierno bolivariano de Venezuela en su tarea gigantesca de fomentar una unión Sur-Sur, una unidad latinoamericana-africana en contra del imperialismo y fascismo global.

Naturalmente, la unidad tiene que basarse en principios revolucionarios y emancipatorios tal y como fueron elaborados por el socialismo científico, como un anti-capitalismo real, concreto, práxico-teórico, dirigido en contra del orden mundial actual en el que ninguno de nuestros problemas fundamentales jamás podrá ser resuelto.

África y América del Sur han formado y todavía siguen constituyendo los dos lados decisivos del 'Triángulo de Bermuda' de la división global del trabajo, del intercambio desigual en el mercado mundial.  Por esto, nuestra tarea histórica es aniquilar todas las alianzas, organizaciones, mancomunidades, uniones, 'Estados unidos' o 'naciones unidas' que eternalicen el hambre, la miseria y represión global, más preciso, la explotación, dominación, el racismo, la militarización y alienación. Cualquier otra cosa que no sea un anti-capitalismo contundente, llevará a la humanidad a la extinción.



(VIDEO) II Cumbre ASA concluyó con planteamientos históricos
Por: Prensa Web RNV / Prensa ASA / Aporrea.org
Fecha de publicación: 27/09/09

II Cumbre ASA concluyó con planteamientos históricos
Credito: Abn
27 de sept. 2009. -"Vamos a conformar dos grandes polos de poder de este mundo pluripolar y multipolar que ya comenzó a nacer, buscando un mundo donde no habrá más imperialismo, donde los pueblos seremos libres, uniéndonos para salir de la miseria, del atraso, de la situación de subdesarrollo a la cual fuimos condenados por los imperios del norte", expresó el Presidente Chávez en referencia a Europa y Estados Unidos. "Por aquí, por el Sur, ha comenzado el camino hacia la salvación del mundo y de la humanidad".

Durante los dos días de discusión, los jefes de Estado expusieron
importantes planteamientos que dan cuenta de los nuevos esquemas de relaciones internacionales que están surgiendo.

"La liberación de los pueblos africano y suramericano depende de las capacidades, valores y la posibilidad de ser protagonistas del nuevo mundo que se está construyendo", afirmó Cristina Fernández, presidenta de Argentina en una de sus intervenciones.

Por su parte, el presidente de la República de Bolivia, Evo Morales, exhortó a los líderes y pueblos del Sur a recuperar los recursos naturales y a tomar previsiones para que el capitalismo no acabe con el planeta. También advirtió que "no solamente es importante liberarnos como seres humanos, sino liberar nuestros recursos naturales para resolver los problemas de nuestros países".

El líder libio Al Gadhafi recordó que "Hemos estado luchando por nuestra revolución, obteniendo mucho éxito en los países de América Latina, espero que podamos obtener resultados que consoliden los proyectos económicos alcanzados por nuestros pueblos y así poder abrir los caminos en la lucha por la soberanía". Asimismo, recalcó que "contamos con un potencial demográfico enorme y una calidad humana insuperable y tenemos que estar representados como la Unión Europea, como Rusia, como los países del Norte".

El acercamiento regional es uno de los grandes logros de este histórico encuentro que tuvo como sede al estado Nueva Esparta, por eso el presidente ecuatoriano Rafael Correa señaló que "estas reuniones entre los pobres de la Tierra nos asegura lograr la segunda independencia. La presidencia de la Unasur tiene el compromiso de fortalecer el proceso de coordinación latinoamericana y construir el desarrollo equitativo de nuestros pueblos, articular la cooperación internacional y la lucha contra la exclusión social, y en este caso particular implica la profundización de las relaciones entre América del Sur y África".

Video Fuente: http://www.youtube.com/user/xinergias
http://www.aporrea.org/actualidad/n142994.html

26/9/09

Kwame Nkrumah: La Cara Oscura de la Revolución Bolivariana

Kwame Nkrumah: La Cara Oscura de la Revolución Bolivariana

Por: Franz J. T. Lee
(Documento)
Por cierto, América Latina y Venezuela tienen que crear su propia práxis y teoría revolucionaria, realizar su propio socialismo, sin embargo, no podemos permitir, que por ignorancia se repiten los errores fatales que ocurrieron en otras partes en cuanto a unidad e integración se refiere, por ejemplo, en los continentes africano y asiático ya casi medio siglo atrás.

Nuestras relaciones Bolivarianas actuales con Africa no deberían ser solamente de carácter diplomático, económico o comercial; por causa de nuestro propio avance emancipatorio, tienen que ser todo en uno, históricas, sociales, globales y emancipatorias. Sólo de esta manera no hará falta de ir hacia el Norte, el Este o el Oeste, sino derecho hacia delante.

Tenemos que conocer y aprender de las experiencias revolucionarias del pasado, para que la Revolución Bolivariana sea capaz de trascender las vendettas parroquiales y miopes tanto como las actuales piedras de tranca imperialistas y así inventar nuevas armas sociales para defendernos contra los feroces ataques yanqui actuales, el Leviatán inescrupuloso y mentiroso de los medios masivos, para superar al globo fascismo, es decir, para ser invencibles y para introducir nuestro propio socialismo, junto con aquellos de otros, especialmente de Africa, a escala mundial.

Esto es de qué se trata la profundización de la revolución, la revolución socialista, la revolución permanente.

Por todas estas razones hay que estudiar concientemente la totalidad de las relaciones y eventos trans-históricos iguales, desiguales y combinados a nivel mundial. Hay que aprender y estudiar las lecciones de las revoluciones africanas del pasado y del presente, que involucran la integración continental y la unión solidaria, para enriquecer nuestros propios esfuerzos emancipatorios latinoamericanos.

Aquí y dentro de este breve comentario no podemos profundizar mucho las acciones y los pensamientos diarios de los diferentes líderes revolucionarios entre los titanes africanos, por ejemplo de Kwame Nkrumah o de Patrice Lumumba, tampoco podemos tratar con muchos detalles a sus numerosas obras científicas y filosóficas.

Solamente podemos seguir la pista para animar a nuestros camaradas Bolivarianos de estudiar otros idiomas, comprender otras visiones, aprender de la experiencia liberatoria africana, pero también para evitar los resultados catastróficos de la desunión continental, la colaboración imperialista y la traición criminal de las más profundas aspiraciones, sentimientos y deseos de millones de personas oprimidas y explotadas. Las paralelas africanas – dentro del tiempo y espacio histórico desigual – a las actuales situaciones en América Latina y al Presidente Chávez, son fascinantes y son tan obvias, así que sólo de vez en cuando haremos algunas referencias específicas.

Todo lo que decimos aquí, concierne directamente a la Revolución Bolivariana.

Al lado de Patrice Lumumba, Frantz Omar Fanon, Nelson Mandela y otros, Kwame Nkrumah, uno de los más grandes líderes y revolucionarios africanos de la época de la “descolonización” y de la introducción de la neo-colonización europea y norteamericana, nació en Nicroful, una colonia británica en la Costa de Oro, el 21 de septiembre de 1909. Originalmente se llamó Francis Nwia-Kofi, sólo luego, en 1945 cambió su identidad a Kwame Nkrumah. En 1935 se fue para EE.UU. como profesor amaestrado; hasta 1945 se dedicó allá mismo a los estudios universitarios.

En 1945, junto con George Padmore y otros futuros líderes africanos, participó en la organización del Sexto Congreso Pan-Africano en Manchester, Inglaterra. Dos años después regresó a la Costa de Oro (hoy Ghana) y en 1949 fundó la Convención Partido del Pueblo (CPP). En 1950, durante un grave estallido social que inundó al país, fue llevado preso. En las elecciones de 1951 ganó su partido político, el CPP, y Nkrumah fue liberado, para formar el nuevo gobierno que llevó a Ghana a la independencia en 1957. Igual a Chávez, Nkrumah fue encarcelado, porque defendió los derechos de las masas coloniales empobrecidas, y luego llegó al poder, como resultado de elecciones democráticas.

En 1960 Ghana se declaró República y dos años después, en agosto de 1962, en Kulungugu, en la Región Norteña, Nkrumah ya se había convertido en blanco de los “escuadrones de la muerte” británicos e internacionales de la CIA; por suerte se salvó del asesinato.

Lo qué toca a nosotros especialmente aquí en América Latina y Venezuela, es la política radical pan-africana de Nkrumah, que está explicada en su obra, “Africa tiene que unirse”, la fundación de la “Organización de la Unión Africana” (OAU) en 1963, e igual a Fidel Castro, su apoyo incondicional a todos los movimientos revolucionarios y anti-coloniales de Africa y de otras partes.

Sin embargo, precisamente como nuestro Presidente Hugo Chávez, experimentó las mismas campañas odiosas de difamación a nivel tanto nacional como internacional y los ataques viciosos de los medios masivos globales. Además, durante un viaje oficial a Beijing, China y a Hanoi, Vietnam del Norte, fue tumbado a través de un golpe militar, que fue organizado por el Servicio Secreto Británico y apoyado por sus sanguinarios aliados globales en 1966.

Pasó el resto de su vida en el exilio en Guinea, albergado por su amigo político, el Presidente Sekou Touré; allá en Conakry continuó escribiendo sus libros. El 27 de abril de 1972, durante un tratamiento médico contra el cáncer, murió en Bucarest, Rumania. Sin embargo, hasta el día de hoy, su sueño diurno revolucionario sobre unos “Estados Unidos de Africa” liberados sigue vivo.

Entre sus escritos políticos revolucionarios más famosos, que comentaremos más adelante, se encuentran los siguientes:

1947: "Towards Colonial Freedom" (Hacia la Libertad Colonial)

1957: "African Socialism Revisited" (Volver al Socialismo Africano)

1961: "I speak of Freedom" (Hablo de Libertad)

1963: "Africa Must Unite" (Africa tiene que unirse)

1964: "Consciencism: Philosophy of the African Revolution" (El Consciencismo: La Filosofía de la Revolución Africana)

1965: "Neo-Colonialism, the Last Stage of Imperialism" (El Neo-Colonialismo, la última fase del Imperialismo)

1968: "Handbook for Revolutionary Warfare" (Manual para la Guerra Revolucionaria)

1970: "Class Struggle in Africa" (Lucha de Clases en Africa)

1973: "Revolutionary Path” (Sendero Revolucionario)

Aquí solamente comentaremos de manera general sobre esos trabajos teóricos y los serios intentos de convertirlos en práxis revolucionaria en Africa.

Inmediatamente cuando fue obvio lo qué iba a hacer, los grandes medios masivos nacionales e internacionales difamaron a Nkrumah como un peligroso “dictador”, un “tirano” sanguinario que sufrió de un “culto de personalidad” psicopatológico, que levantó estatuas de su imagen en todo Ghana y que formó un Estado comunista unipartidista y no-democrático.

Bueno, esto no es nada nuevo, nosotros los Venezolanos y los Cubanos ya sabemos todo esto, especialmente las campañas de desinformación, las mentiras maestras, el gran negocio y las conspiraciones desestabilizadoras.

Para ser breve, para llevar a cabo la Libertad Continental, enfatizó la Unión Africana, que describió en su obra “Africa tiene que unirse” y junto con otros, en 1963, fundó la “Organización de la Unión Africana”, incluyendo su Comité de Liberación. Contra qué se dirigió la integración africana y la lucha de clases lo explicó detalladamente en su “Neocolonialismo, la última fase del Imperialismo”.

En este trabajo manifestó que el neocolonialismo moderno – hoy día también llamado “neoliberalismo salvaje” – con su democracia e independencia política chimbas, representa el imperialismo tardío en su fase final y probablemente más peligrosa. La esencia social del neocolonialismo es que en realidad el Estado – decorado con todo tipo de joyas democráticas, con soberanía nacional e internacional y supuestamente políticamente independiente – es ideológicamente dirigido por completo desde afuera, desde los países metropolitanos.

Concluyó que también es la peor forma del imperialismo mismo; para aquellos quienes lo practican, significa poder global sin responsabilidad y para aquellos que lo sufren, significa explotación sin fin y sin remedio. (Véase: Kwame Nkrumah: Neo-colonialism, the Last Stage of Imperialism, Panaf, London, 1974, p. 9-11.)

Para liberar las masas africanas oprimidas de sus complejos de inferioridad, sus relaciones amo-esclavo, sus ilusiones éticas y religiosas y sus ideologías coloniales y racistas, desarrolló una práxis científica y una teoría filosófica específica para la emancipación africana en su obra “Consciencism: The Philosophy of the African Revolution”.

Especialmente válido para el Movimiento Bolivariano entero, lo siguiente es lo que entendió por una práxis y teoría revolucionaria y dialéctica:

“Revoluciones son generadas por hombres, hombres que piensan como hombres de la acción y actúan como hombres del pensar. ... Preferimos el auto-gobierno peligroso a la servidumbre tranquila”.

Cuando regresó de la Conferencia de Bandung en 1955, Nkrumah era convencido que el socialismo liberaría a Africa de los vicios capitalistas del mercado mundial, sacando Ghana y otros países del “Tercer Mundo” de los tentáculos del sistema de comercio colonial, reduciendo así su dependencia del capital y la tecnología extranjera. En otras palabras, igual que el Presidente Chávez manifestó: “El camino es el Socialismo!”

Sin embargo, Ghana, que ya se había reducido a una economía colonial y monocultural de la producción de cacao, que dependía de los precios en el mercado mundial, no tenía un chance real de alcanzar la industrialización masiva. Los diferentes proyectos económicos costosos, que introdujo Nkrumah, generalmente no tenían éxito. Dejar caer el precio del mercado de cacao fue precisamente el arma económica que utilizó el imperialismo mundial para quebrantar este paradigma revolucionario, impidiendo así toda forma de una posible y futura independencia económica. (Véase también:

http://encyclopedia.laborlawtalk.com/Kwame_Nkrumah)

Igual que hoy Presidente Chávez de Venezuela, más que 40 años atrás, Nkrumah llegó a la conclusión lógica que para mucho tiempo los efectos capitalistas, coloniales y neocoloniales iban a permanecer en Africa, salvo si pasa algo muy radical para cambiar drásticamente este estatus quo tan explotador y dominador.

Nkrumah vio el socialismo como el camino a seguir. Sin embargo, para preservar los valores humanos africanos, en el espíritu de Frantz Omar Fanon, para crear una identidad original y auténtica de la emancipación africana, se distanció del ideológicamente infectado “Socialismo Africano” de muchos otros “líderes” del movimiento de liberación.

En “Lucha de clases en Africa” analizó las estructuras sociales específicas de Africa, los conflictos sociales internos y externos y en “Sendero Revolucionario” indicó el camino de la lucha armada, que hay que seguir.

En este trabajo de 1970, ya fuera del poder, Nkrumah señaló que el único y verdadero camino hacia la independencia total en Africa, Asia y América Latina era a través de la “lucha de clases”. Analizó las estructuras de clase en la verdadera situación histórica africana y en acuerdo con Fanon, concluyó que la alianza entre los campesinos y los trabajadores de Africa, liderada por su vanguardia revolucionaria, debería liberarlos por medio de la lucha armada de sus amos coloniales fascistas. A nivel político, los trabajadores urbanos ganarían sobre los campesinos progresistas y llevarían a la potencial revolución nacional hasta los sectores rurales. Esos “condenados de la tierra”, esta base popular millonaria le dará a la Revolución Africana su verdadero vigor y fuerza de combate.

Antes, en 1968, en su “Manual para la Guerra Revolucionaria”, que fue escrita para las guerrillas africanas, explicó concretamente la auto-defensa armada y la futura construcción de un Ejército de Liberación Pan-Africano contra el imperialismo y el fascismo global. (Véase: Kwame Nkrumah; Handbook of Revolutionary Warfare, I. P., New York, 1980.)

Ya en aquel entonces, Nkrumah sugirió urgentemente la formación de una organización militar continental efectiva, para planificar las futuras tácticas y estrategias de una auto-defensa de la Revolución Africana al estilo de Fanon. Hizo propuestas concretas para la coordinación política y militar de la lucha armada emancipatoria.

En la segunda parte de su “Manual” resumió las experiencias de la guerra de guerrillas y resistencia popular armada en Rusia Soviética, China, Vietnam, Argelia y Cuba. Enfatizó que la venidera lucha revolucionaria global contra el imperialismo y neocolonialismo es lógica e inevitable; no tenemos el lujo de una alternativa, estamos enfrentando una necesidad liberatoria, la dimensión de esta respuesta revolucionaria armada al imperialismo es tan inmensa que Africa misma. Según él, la lucha armada de los pueblos de Africa es la forma más alta de la acción política, de la práxis social y podría ser el catalizador continental para iniciar el fuego humano global, que extingue el neocolonialismo para siempre. (Handbook of..., p. 42-56.)

Ya tan temprano como en 1963, en su famosa obra “Africa tiene que unirse”, inter alia, sugirió la formación de lo siguiente:

A. Un mercado común para Africa;

B. Una moneda única para Africa;

C. Un Banco Central para Africa;

D. Una zona financiara común para Africa;

E. Un sistema de comunicación continental africano;

F. Una fuerza armada continental para Africa.

Obviamente esto fue demasiado para el imperialismo europeo y norteamericano en Africa, y tenía que acabar con Patrice Lumumba, Frantz Omar Fanon y Kwame Nkrumah.

En Ghana, como ya señalamos, el gobierno de Nkrumah fue tumbado en 1966, y fue reemplazado exitosamente por regímenes marionetas derechos e izquierdistas. Su “Organización de la Unión Africana” degeneró en un programa de entrevistas de traidores neocoloniales y ni siquiera Khadafi de Libia podía salvarla. Su Comité para la Liberación apoyó a “movimientos de liberación” y “luchadores para la libertad” reformistas y neocoloniales.

La versión africana del ALCA norteamericano llegó en forma de la Nueva Asociación para el Desarrollo Africano (NEPAD) “como visión y marco estratégico para el Renacimiento Africano”, que Thabo Mbeki de la Sudáfrica post-apartheid glorificó tan elocuentemente. El NEPAD neocolonial fue bautizado con honores por la OAU – originalmente fundada por Nkrumah – en su 37 cumbre en julio de 2001. Antes Argelia, Egipcio, Nigeria, Senegal y Sudáfrica obtuvieron el mandato de producir “un marco de desarrollo socio-económico para Africa”.

A primera vista, los principios, las prioridades y los programas del NEPAD, igual que en el caso del ALCA, parecen plausibles, sustentables y adecuados, sin embargo, vistos desde más cerca, no tienen nada que ver con integración africana, independencia, socialismo y emancipación.

Al contrario, el NEPAD quiere “construir la competitividad entre países africanos y el continente”; para “asegurar, que todas las asociaciones con NEPAD están vinculadas con los Objetivos de Desarrollo del Milenio”; etc. Su programa de acción “es una iniciativa para el desarrollo sustentable holística, comprensiva e integrada para el reavivamiento de Africa”.

http://www.nepad.org/2005/files/inbrief.php

Bien, no hay señas de ALBA de Chávez algunas y en ninguna parte. Patrice Lumumba, Frantz Omar Fanon y Kwame Nkrumah, incluyendo a José Martí y Simón Bolívar, voltearían en sus tumbas, si podrían ver lo que nuestros actuales “grandes líderes” africanos entienden por unión, integración y emancipación.

Por cierto, Africa es la cara oscura de la Revolución Bolivariana, Europa es su pálida pesadilla reformista, Norteamérica es su calamidad nazi descarada.

La mayor parte de nuestros actuales e inmediatos esfuerzos emancipatorios latinoamericanos se forma de lo que hace 40 años atrás Kwame Nkrumah ya estaba soñando, en base de experiencias revolucionarias globales del pasado, tenemos que construir nuestro ALBA, nuestra “Organización para la Unión Americana”, nuestro Socialismo.

Finalmente, Kwame Nkrumah nos enseñó lo siguiente: “La mejor manera de aprender de ser un país independiente y soberano es ser un país independiente y soberano”.

Venezuela: Sin teoría no habrá ni partido político socialista ni vanguardia obrera de la emancipación



(Documento)

Por Franz J. T. Lee

Mientras que la junta militar de Bush nos ha intimidado con sus actuales maniobras belicosas aquí en las aguas del Caribe, y sus lacayos de la oposición comenzaron a ejecutar su anunciado plan desestabilizador mediante asesinatos selectivos disfrazados de crímenes comunes, tenemos que hacernos la pregunta, ¿qué es lo que significa una revolución armada dentro del proceso emancipatorio a nivel global, cómo armar a la clase trabajadora intelectual, política y militarmente contra estos intentos desquiciados de tomar el poder a como de lugar, aun a costa de la vida de víctimas inocentes incluso de sus propias filas, como nos lo advirtió Oscar Heck en su artículo: Hay señales presentes que indican más acciones violentas en contra del gobierno de Chávez. 1)
Lamentablemente, estas señales ya están materializándose de manera macabra y cruel en contra de la sociedad venezolana que tranquilamente se estaba preparando tanto para su asueto vacacional como para su acostumbrado 'retiro espiritual' con motivo de la 'pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo', en los abominables crímenes del empresario ítalo‑venezolano Filippo Sindoni y ahora de los hermanitos Faddoul, previamente secuestrados.
Parte de la concientización política y social de las masas trabajadoras que hoy en día luchan en Venezuela por dignificar su nivel de vida también pasa por el combate diario contra las manipulaciones, mentiras y engaños planificados por las clases dominantes y difundidas sin ningún tipo de control por sus medios de comunicación privados, como esta campaña que ya se está perfilando para hacer ver al mundo que el gobierno bolivariano ha sido incapaz de brindarle seguridad a sus ciudadanos y que se encuentra al borde del colapso, todo esto enmarcado en la estrategia final de sacar a Chávez del poder y desmoralizar al pueblo en el preludio y como preparación a una devastadora intervención militar norteamericana.
Una revolución social armada en la actualidad tiene que basarse objetivamente en las masas laborales, en las clases trabajadoras; a nivel subjetivo, la tiene que liderar una vanguardia trabajadora con una conciencia de clase; y a nivel 'transjetivo', tiene que superarse como organización de las masas proletarias, liderada por un partido político basado en la práxis científica creativa y en la teoría filosófica emancipatoria.
Veamos lo que significa esto y cuál fue la contribución de Lenin a los procesos emancipatorios modernos a nivel global, especialmente a la Revolución Bolivariana aquí en América Latina.
A nivel tanto nacional como internacional, hay muchos camaradas que nos hacen preguntas en cuanto al carácter clasista de la Revolución Bolivariana, en cuanto a su 'ideología', su 'sujeto revolucionario' y en cuanto a la naturaleza económica de nuestra futura sociedad. Básicamente, todas estas preguntas se refieren a una aproximación marxista hacia la Revolución Bolivariana, su política y sus proyectos.
A pesar de que los representantes y defensores de la Revolución insisten en que ésta necesita urgentemente una 'ideología', la cual "no es marxista ni tampoco anti‑marxista" (Martha Harnecker), o cuyos "proyectos simplemente no son marxistas" (Chávez), esto no nos exenta del estudio científico y filosófico del marxismo, especialmente en tiempos donde predominan las feroces campañas de desinformación, mentiras, montajes y el reformismo social kautskiano 'izquierdista'. De hecho, esto son problemas que conciernen a la comunidad mundial entera en una era donde la humanidad misma se ve amenazada con su inexorable extinción en este nuestro planeta.
Como ya lo dijo el Presidente Fidel Castro durante un discurso en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, tenemos poco conocimiento en lo que al socialismo, marxismo y la revolución social marxista se refiere. Así que no es justo condenar o rechazar algo que nosotros mismos no hemos estudiado y analizado profundamente; algo que ni siquiera sabemos de qué se trata realmente.
Presenciamos esta ignorancia fatal en cuanto al marxismo en todas partes, incluso entre las esferas de la burguesía capitalista. Parece ser que el complejo industrial y militar del corporatismo ni siquiera conoce su propia negación revolucionaria, su 'enemigo mortal'. ¿Cómo se puede defender contra todos los movimientos verdaderamente socialistas y emancipatorios? Ciertamente, Rumsfeld, Rice, Rove, Cheney y Bush no tienen ni la más mínima idea de lo que es el socialismo científico y filosófico, es decir, el por ellos tan desprestigiado 'comunismo'.
Tanto más que aquí en Venezuela tenemos que descubrir, lubricar y renovar nuestras verdaderas armas contra el globofascismo imperialista. Esto no sólo vale para el Partido Comunista de Venezuela, los Tupamaros o algunos círculos bolivarianos de estudio, sino también para todos aquellos camaradas que apoyan el 'proceso' y que quieren 'profundizar' su 'revolución dentro de la revolución'. También vale para los 'chavistas sin Chávez' saber que están jugando con fuego en las sabanas de Sudamérica. Podría resultar fatal para la Revolución Bolivariana si se declarase el marxismo como 'obsoleto', cosa que hace precisamente la camarilla de Bush; existe una relación transhistórica y emancipatoria directa entre Bolívar, Marx y Chávez hacia el éxodo de este miserable modo de auto‑destrucción.
Nos acusan permanentemente de ser 'castro‑comunistas', bueno, entonces asumamos la tarea de estudiar el comunismo, antes de que a ellos mismos se les ocurra hacerlo, y que utilicen esta formidable arma contra nuestros propios intereses de clase y esfuerzos emancipatorios a nivel global. ¡Cuidado, Venezuela, no olvidemos, que el partido fascista de Hitler se denominó Partido Nacional Socialista de los Trabajadores!
Lo anterior se refiere a la afirmación emancipatoria del Presidente Hugo Chávez, al decir que la base económica en la futura integración latinoamericana no será "ni capitalista ni socialista". En otras palabras, y detonando la tercera ley de la Lógica Formal, en el sentido político clásico de esos conceptos, no será ni reformista ni revolucionaria, sino emancipatoria. Sin embargo, primero se trata de ganar una batalla revolucionaria contra el imperialismo capitalista en las Américas, nos guste o no, con la ayuda de Bolívar y Marx.
Como guía introductoria y aprendiendo de Lenin, aquí solamente tocaremos la esencia general, práxica y teórica del problema de la ideología reformista burguesa y de la necesidad de fundar un partido político revolucionario de vanguardia en Venezuela, en América Latina y en el resto del mundo. Más adelante aplicaremos libremente esas reflexiones teóricas a la realidad concreta de la América Latina contemporánea, por ejemplo, explicando, por qué la práxis y la teoría revolucionaria lógicamente llevan a la formación de partidos modernos de vanguardia, llevan a un internacionalismo versus la globalización, llevan a la revolución mundial permanente y a la emancipación humana.


Claro, podríamos desarrollar millones de nuevos proyectos históricos para la humanidad dentro del imperialismo mundial, pero para los pobres, que son miles de millones, nunca resultarán y no cambiarán su empobrecimiento geométricamente progresivo.


¿Qué es la ideología burguesa‑capitalista?


En dos trabajos míos he explicado el contenido de la ideología reformista y su diferencia con respecto a la teoría revolucionaria. 2) En términos generales, ¿qué fue lo que nos enseñaron los padres del socialismo científico y filosófico, o sea, del verdadero marxismo, con respecto a la ideología capitalista y la teoría revolucionaria proletaria? Referente a las clases y la ideología, Marx y Engels afirmaron de manera categórica lo siguiente:


"Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, y al propio tiempo, hablando en términos generales, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente están sujetas a ella." 3)


En todo caso, el concepto de ideología del 'joven' Marx es ambiguo, pero negativo; según él, afirma el status quo, lo establecido, por medio de la tergiversación de la realidad, de la cual parte, y por medio de la conversión de la misma en fantasías virtuales inadecuadas, en mentiras y engaños, que sirven únicamente a los intereses dominantes.


Con respecto a la erradicación de la 'ideología', afirmó que


"la dominación de una determinada clase no es más que la dominación de ciertas ideas, y morirá de forma natural, claro está, tan pronto como la dominación de clases en general deje de ser la forma de organización de la sociedad; tan pronto como, por consiguiente, ya no sea necesario presentar un interés particular como general o hacer ver que es «lo general», lo dominante." 4)


Los puntos de vista de Lenin


Para entender las consideraciones de Lenin, es importante entender esos pensamientos marxistas en el contexto del dominio capitalista. Como sabemos, y hoy más que nunca, son los diferentes conglomerados corporativos a nivel nacional e internacional los que controlan la producción ideológica sistémica, es decir, que controlan los medios de comunicación masivos, la educación, las instituciones de la socialización, las escuelas, las universidades y las iglesias. Todo esto lo utilizan en sus propios intereses de clase para perpetuar su existencia parasitaria. Según Lenin, mientras la burguesía era joven, revolucionaria y relativamente estable, como fue el caso en los siglos XVIII y XIX, fue fundamentalmente su ideología la que influenció a las clases trabajadoras, y muchos de sus líderes fueron confundidos.


Fue en la primera fase de la lucha proletaria, especialmente hasta 1848 en Europa occidental y más tarde en otras regiones, que el proletariado como 'clase en sí', siguió utilizando los ideales de la Revolución Francesa capitalista, como lo son por ejemplo la libertad, la igualdad, la fraternidad, pero también conceptos como la justicia social, la paz mundial y la democracia, y siguió utilizando la ideología burguesa, desarrollada por sus filósofos durante varios siglos.


Hasta el día de hoy, ni siquiera la Revolución Bolivariana escapa a esta masacre ideológica y religiosa. No se dio cuenta que lo de la 'libertad, igualdad y fraternidad' no fue pensado para ella y no tenía nada que ver con los trabajadores o los derechos humanos. De hecho, durante siglos millones de trabajadores no fueron considerados humanos o como seres humanos en primer lugar. Las masas trabajadoras simplemente eran esclavos sin derechos, 'herramientas que hablan' y 'negros' que no servían 'ni para el uso ni para el abuso de la filosofía'. En Venezuela este tipo de conocimiento y esas reflexiones sobre nuestra realidad histórica son fundamentales en la formulación de una teoría de la revolución y la emancipación.


Pero en la medida en que se intensificaron las luchas de clase a nivel global, especialmente a comienzos del siglo XX, el dominio de la clase burguesa se volvió inestable y débil, y de esta manera empezó un proceso revolucionario donde el proletariado se convirtió en una 'clase para sí'. El proletariado primero comenzó a desarrollar una 'ideología revolucionaria' (Lenin). Este concepto de Lenin es muy extraño y controversia¡. Sin embargo, el mismo Lenin enfatizó: "¡Sin teoría no hay revolución!"


Más tarde, especialmente durante la Primera Guerra Mundial intra‑imperialista y la Gran Depresión que le siguió en 1929, los trabajadores de muchos países se volvieron cada vez más conscientes de su opresión, de su naturaleza e intereses de clase, y de su propia misión histórica. Después de la muerte de Lenin se desarrolla en Europa, África y Asia, al igual que en otras partes del globo, de manera progresiva y como reflejo subjetivo de la lucha de clases objetiva, una controversia entre la ideología burguesa y la conciencia de clase proletaria, expresándose en la teoría revolucionaria.


Aquí también tenemos que considerar que algo como 'ideología proletaria' o 'ideología marxista' le es científicamente ajeno al socialismo filosófico. De hecho, durante la era de la 'Guerra Fría', estos términos sólo eran productos adulterados del 'socialismo real existente' de entonces. Incluso a nivel lógico‑formal no tiene sentido hablar de diablos santos o de dioses diabólicos, de una teoría ideológica o de una ideología socialista.


Por lo tanto, aquí en Venezuela tenemos que reflexionar seriamente sobre lo que debe ser una 'Ideología Bolivariana', y lo que debe ser su correspondiente 'práctica ideológica'. Ahora, dejemos que Lenin nos explique en términos de esta época lo que debe ser la teoría revolucionaria.


En un mundo en que la historia de las clases obreras ha desaparecido de los programas de estudios de la educación superior, donde se deshonra, difama y demoniza sistemáticamente al marxismo, ¿cómo y dónde podemos todavía encontrar comentarios sobre la práxis y teoría revolucionaria? ¿A caso en los medios venezolanos de comunicación masiva?


Para nosotros la teoría revolucionaria tiene que ver con la conciencia de la clase obrera, con el profundo deseo social de salvar a la humanidad de la extinción capitalista e imperialista en este planeta. Con su teoría de la organización Lenin trató de explicar la dialéctica interna del proceso de adquisición de una conciencia de clase política, como se desarrolla dentro de la lucha de clases concreta de los trabajadores, o sea, de las clases trabajadoras proletarias. Hoy por hoy, conceptos como libertad, igualdad y fraternidad, o incluso como 'Padre nuestro que estás en el Cielo' siguen estando 'de moda'. Sin embargo, términos socialistas como los mencionados anteriormente, aquellos que conciernen a la lucha a vida y muerte de millones de trabajadores, ciertamente, a nuestros oídos modernos suenan bastante extraños. Esto demuestra nuestra confusión ideológica, nuestra pobreza teórica, demuestra el daño mental cometido contra nosotros durante siglos.


Mientras tanto, ¡es horrible escuchar a quienes hablan de un 'Nuevo Socialismo del Siglo XXI'! Entre ellos se encuentran 'chavistas' que ni siquiera han leído un sólo libro de Marx y que no han entendido una sola frase de Marx, ni siquiera aquella que dice que "la religión es el opio del pueblo".


El que todavía duda de que en Venezuela y América Latina exista una lucha de clases por favor estudie el marxismo para despertar de este eterno sueño burgués‑capitalista y reformista. Si aquellos acontecimientos entre abril y diciembre de 2002 en Venezuela no fueron la expresión de una feroz lucha de clases entonces urgentemente tenemos que consultar a un psiquiatra revolucionario competente, para que nos exorcice este 'eje del mal' de nuestras mentes torturadas, controladas y esclavizadas.


La Teoría Revolucionaria de la Organización


Es la claridad científica y filosófica con respecto a lo anterior, la cual es pre‑condición para llegar a una práxis revolucionaria en Venezuela, es decir, para organizar la profundización de la revolución, para depurarla de elementos reformistas y reaccionarios, y especialmente para construir la ya retrasada defensa popular armada de la Revolución Bolivariana, que actualmente vuelve a estar en serio peligro, sobre todo en este año (2006) cuando se celebran elecciones presidenciales.


Para nosotros es relevante hacer notar que la teoría de Lenin trabaja con tres categorías operativas: la clase obrera (las masas trabajadoras); la vanguardia proletaria (aquella parte de los trabajadores que ya tiene conciencia de clase) y la organización revolucionaria (el partido marxista).


La Clase Obrera


Marx y Engels desarrollaron un concepto de 'clase' objetivo y subjetivo. El concepto de clase subjetivo, que fue desarrollado principalmente por el joven Marx en el Manifiesto Comunista (junto a Engels) y en sus obras entre 1850‑1852, denota que la clase obrera por sí misma y con un mínimo de auto‑conciencia se podría desarrollar dentro de la lucha de clases hacia una 'clase para sí', hacia un soberano revolucionario con una conciencia de clase, hacia un Poder Ciudadano revolucionario. Así que, para Marx y Engels, un partido de los trabajadores no necesariamente juega un rol decisivo.


Ciertamente, para la Revolución Rusa la situación histórica era totalmente diferente, al igual que para las regiones coloniales y semi-coloniales.


Además, vivimos en Venezuela, en el 'Tercer Mundo', en condiciones históricas nuevas, pero todos trabajamos, vivimos en un país capitalista 'subdesarrollado', y la gran parte de la población, de una manera u otra, trabajamos, somos trabajadores asalariados. En las fábricas venezolanas los trabajadores siguen siendo explotados, dominados y discriminados; no poseen como propiedad privada los principales medios de producción y de comunicación. En este sentido y en gran parte, también es válido para nosotros lo que dicen los teóricos marxistas.


Sin embargo, como sabemos, fue después de 1852 que Marx y Engels también formularon un concepto de clase objetivo, que significa principalmente una 'clase en sí', es decir, un grupo social que se determina por su ubicación material específica en el proceso de producción y también por una conciencia política específica. Este concepto objetivo marxista es fundamental para la teoría de la organización de Lenin (véase su libro: ¿Qué hacer?). De manera similar, es importante entender las obras de la oposición 'izquierdista' dentro de la socialdemocracia alemana, bajo Engels, Bebe¡ e incluso Kautsky.


Esta discusión también es relevante aquí en Venezuela; en lo que al quo vadis de la Revolución Bolivariana se refiere, hacia la revolución social o la reforma social, hacia el socialismo o la barbarie.


La Vanguardia Proletaria


¿Quién lleva a cabo una lucha de clases revolucionaria de los trabajadores? ¿Necesita ésta un liderazgo, una vanguardia política, un partido político? ¿Qué es consenso de clases y qué es lucha de clases? ¿La lucha de clases solamente desaparece porque es 'obsoleta', porque el capitalismo es 'añejo', porque ya somos 'post‑modernos' o 'post‑capitalistas', porque nunca la mencionamos? Esas preguntas socialistas, aquí y ahora, ciertamente tocan directamente al 'proceso' venezolano.


Lenin enfatizó que sólo porque la clase proletaria existe objetivamente en una posición revolucionaria puede llevar a cabo una lucha de clases revolucionaria. Esta es la razón por la que los trabajadores venezolanos pudieron defender a su presidente, su gobierno y su industria petrolera en el 2002. Esta también es la explicación de por qué fracasaron la 'oposición' y el Tío Sam. Sin la existencia objetiva de los trabajadores venezolanos, tanto de carácter 'formal' como 'informal', tanto de los buhoneros como de los 'recogelatas', de los trabajadores petroleros como de las fábricas, ya hace mucho tiempo se hubiesen establecido en Venezuela el neoliberalismo y el ALCA.


Lenin indicó además que sólo en conexión con esta lucha de clases el concepto de una vanguardia revolucionaria del proletariado tiene un significado científico. Fuera de esta combinación histórica la lucha de clases proletaria objetiva y concreta, la actividad revolucionaria, solamente puede constituir un 'núcleo de partido', más no un partido proletario.


También en este contexto los bolivarianos, al igual que Lenin, podrían aprender de los marxistas lo que debe ser y sólo podría ser un partido político revolucionario; de modo contrario, podemos regresar otra vez a los dinosaurios puntofijistas y a las reliquias de la democracia social y cristiana del pasado.


Así que no puede existir un auto‑proclamado 'partido de vanguardia'. Un verdadero partido revolucionario de los trabajadores sólo se puede ganar el derecho histórico de ser una vanguardia a través de la actual lucha de clases. Sin el reconocimiento de la lucha de clases en Venezuela, sin la participación directa de los pobres, del pueblo en la lucha de clases, sin una base popular latinoamericana, aquí nunca seremos capaces de dar a luz a un verdadero partido político revolucionario y no sectario, que podría tumbar al globofascismo.


Organización Revolucionaria


La constitución de unas clases obreras a nivel global, como proletariado en diferentes estados de desarrollo y de explotación, y como categoría objetiva es de por sí un fenómeno histórico. Las clases obreras surgieron de varios grupos sociales que a su vez trajeron consigo diferentes formas de auto‑conciencia o de conciencia política.


Aquí los venezolanos casi todos somos religiosos y cristianos, y nos encontramos en el carrusel igual, desigual y combinado de los procesos modernos de socialización y del holocausto mental. Hasta cierto nivel muchos Latinoamericanos todavía luchamos por lograr los frutos de la Revolución Francesa, por ejemplo, por lograr la reforma agraria y por entrar en la industrialización moderna. Otros ya completan la Revolución Francesa en la globalización, realizando todos los pronósticos de Marx hechos en El Capital. Todo esto definitivamente afecta a nuestra conciencia, inspira nuestro amor por un capitalismo liberal y 'bueno', por nuestra querida Teología de la Liberación y por nuestros vagos conceptos de socialismo cristiano moderno.


Según Lenin es lógico que los trabajadores en el frente de la lucha de clases, es decir, la vanguardia revolucionaria, será la más avanzada a nivel de conciencia. A esos trabajadores no los deberíamos frustrar; no deberíamos reemplazarlos por fuerzas reaccionarias retrógradas del viejo régimen.


La propia categoría, 'partido revolucionario', tiene su base analítica, su teoría revolucionaria en el postulado emancipatorio, que dice que el socialismo es una ciencia muy complicada y una filosofía muy compleja, la cual no se puede adquirir o dominar colectivamente dentro de pocas semanas o mediante unos simples 'talleres' de poca duración. En el periodo transicional de la revolución social, por ahora, el socialismo, que es la verdadera negación del capitalismo, sólo se puede comprender a nivel individual, en pequeños grupos o cooperativas. Sólo de esta manera el socialismo científico y filosófico puede ser diseminado en su totalidad a través de toda la sociedad, a través de todo el país y el continente.


Debemos recordar en este aspecto que a mediados del siglo XIX, según los marxistas, el socialismo científico y filosófico pretendió ser el 'florecimiento' dialéctico y la 'auto‑abolición' de por lo menos tres ciencias sociales principales clásicas: la filosofía alemana, la economía nacional inglesa y la ciencia política francesa.


Una asimilación científica como ésta tiene como pre‑requisitos un profundo entendimiento de la dialéctica materialista, del materialismo histórico, de la teoría económica burguesa y marxista, de la historia de las revoluciones sociales modernas y de los movimientos de clases obreras contemporáneas dentro del imperialismo. Ciertamente, un trabajador de fábrica medio educado, trabajando hasta 15 horas diarias (si se incluye la ida al y el regreso del trabajo), lleno de ideología burguesa e ilusiones consumistas, no es capaz de aprender y captar los hechos científicos mencionados anteriormente en su totalidad filosófica, y mucho menos de entender lo que significa hoy la globalización.


De este modo, Lenin argumentó que sólo a través de la selección individual de los grupos sociales más experimentados del proletariado, la conciencia de clase, las ideas y la práxis socialista finalmente pueden ser diseminadas entre todos los trabajadores y entre todos los aliados de la revolución socialista, tanto a nivel nacional como internacional.


Desafortunadamente, hay muy pocos verdaderos revolucionarios en este planeta, no se pueden crear de la noche a la mañana. No brotan como hongos, ni siquiera existiendo las condiciones necesarias. Los revolucionarios tardan toda una vida para volverse revolucionarios verdaderos.


Esto no tiene nada que ver con intelectualismo en la 'torre de marfil', o con la hegemonía del pensamiento sobre la acción; ni tampoco con los estratos sociales retrasados e ignorantes. Tiene que ver más bien con la dura realidad de la explotación, dominación y discriminación capitalista durante siglos. De este modo y a causa del hecho de que la conciencia de clase inicialmente es adquirida a nivel individual otros miembros de la sociedad, por ejemplo, los intelectuales, pueden participar directamente en la lucha de clases proletaria, siempre y cuando éstos fomenten y protejan los intereses de clase de los trabajadores.


Con respecto a lo anterior, la Revolución Bolivariana hizo grandes avances, organizando foros de discusión a escala nacional e internacional.


Fue contra este trasfondo que Lenin desarrolló su teoría del partido. Claro que también la organización de un partido político forma parte de una práxis y una teoría revolucionarias. Es verdad, sin teoría no hay ni partido político ni vanguardia de la revolución.


Lucha de Clases Trabajadora y Conciencia de Clase Proletaria


Según Lenin, lo anterior tiene como resultado que la unidad dialéctica (como proceso contradictorio) de los tres factores principales que son las masas proletarias, la vanguardia proletaria y el partido revolucionario, determina la transformación de las protestas elementales y las luchas diarias del pueblo en luchas de clase revolucionarias organizadas y en la revolución mundial proletaria misma. Aplicado a nosotros, esto significaría el verdadero comienzo de la lucha de clases internacionalista global en América Latina, de la inmensa madurez de una Revolución Bolivariana a nivel continental e internacional, que podría formar la vanguardia de un Nuevo Socialismo Mundial.


Esto es lo que temen los EE.UU. Esto es lo que quieren erradicar. Esta es la razón de por qué existe un 'Plan Colombia', de por qué necesitan un ALCA y de por qué tienen estacionado sus fuerzas militares en posiciones estratégicas en Centroamérica, Sudamérica y el Caribe.


En conclusión, hay que recordar que durante milenios se han emprendido luchas de clase sin que las clases revolucionarias hubiesen estado conscientes de cuál era exactamente su misión histórica. Además, las luchas de clase de los trabajadores ocurrieron mucho antes de que existiera un movimiento socialista, un socialismo científico o el Manifiesto Comunista. Estas luchas incluyeron métodos tales como la huelga, las protestas violentas, las manifestaciones o incluso los sindicatos en forma embriónica. Estos eran productos directos de las acciones por parte de los trabajadores contra las condiciones dominantes de opresión, y se pueden clasificar como formas elementales de la lucha de clases de los trabajadores.


El marxismo, y especialmente Lenin y Trotsky, nos mostraron que es muy difícil lograrla acción colectiva de los trabajadores progresistas. Los revolucionarios bolivarianos a través de la historia no consisten en multitudes. Todavía falta que se globalicen y se internacionalicen.


El Partido Revolucionario de la Clase Obrera


A través de las experiencias del pasado ellos saben que las acciones efímeras no los conducen a su meta de liberación. Tampoco se hacen ilusiones en cuanto al poder de las clases dominantes, de los EE.UU. Esta es la razón de por qué Lenin enfatizó que esos obreros progresistas tienen que ser asimilados por los núcleos revolucionarios de los trabajadores para establecer un partido revolucionario de los trabajadores.


Este partido, como vanguardia, tiene que ser de los trabajadores, tiene que ser organizado por los trabajadores y tiene que ser puesto al servicio de los propios trabajadores; claro, con la ayuda incondicional de los intelectuales revolucionarios y otras fuerzas de clase progresistas.


También el proceso de 'maduración' de una situación potencialmente revolucionaria se articula en las correspondientes acciones continuas de las masas laborales con aquellas de los trabajadores progresistas. Una situación revolucionaria, es decir, la posibilidad de conquistar el poder social existe cuando se consigue la asimilación de las acciones entre la vanguardia revolucionaria de los trabajadores y las masas, y cuando al mismo tiempo la conciencia política de la vanguardia se ha convertido en conciencia revolucionaria.


Esto significa que al fin la revolución social tiene una práxis y una teoría, y se ha convertido en una revolución socialista, en el sentido marxista. A pesar del hecho de que ya hemos tenido el poder político por más de siete años, ¿realmente tenemos una vanguardia revolucionaria?, y si es así, ¿ya hemos conseguido la conciencia política?


¿Por qué millones de campesinos y trabajadores apoyan la revolución, en primer lugar por Chávez? ¿Por qué no por todos nosotros y por ellos mismos también?


¿La vanguardia o el liderazgo de la Revolución Bolivariana tiene conciencia revolucionaria? ¿Realmente las instituciones educativas y las misiones en Venezuela están dirigidas hacia el desarrollo de una conciencia de clase revolucionaria?
Estas son las preguntas fundamentales que hay que hacer y que hay que estudiar para saber si realmente estamos haciendo una revolución social o sólo una reforma social aquí en Venezuela.
La transformación de la lucha elemental de clases en una revolución obrera tiene por lo tanto unas pre‑condiciones cuantitativas y cualitativas importantes: se necesita un gran número de trabajadores progresistas, pero también unos objetivos revolucionarios bien formulados, un programa socialista de transición bien definido y dirigido por una nueva lógica, ciencia y filosofía.
Según Lenin, que era un genio, en cuanto a la práxis y teoría revolucionaria se refiere, sólo cuando en el futuro todos los factores mencionados anteriormente estén unidos unos con otros de manera exitosa y dialéctica, será posible una revolución exitosa y un nuevo socialismo del siglo XXI, en Venezuela, en una América Latina integrada y, finalmente, a escala mundial.
****** 
Notas

1) http://espanol.vheadline.com/readnews.asp?id=48662
2) Véase: Franz J. T. Lee, Teoría‑Práxis de la Revolución‑Emancipación, 1986 y Venezuela: De la Revolución Bolivariana a la Emancipación Humana, 2005.
3) Marx y Engels, La Ideología Alemana, 1846, en: http://www.marxists.org/espanol/m‑e/1840s/ feuerbach/3.htm
4) ibid.

21/9/09

¿Quién emancipará a Venezuela? Apuntes teóricos

 ¿Quién emancipará a Venezuela?
Apuntes teóricos

Por Franz J. T. Lee

 
ÍNDICE

Introducción 


El aporte teórico del marxismo a la revolución proletaria 

Estrategia y táctica revolucionaria                                                                                          

La memoria revolucionaria histórica                                                                                       

El problema de la fortaleza cualitativa y cuantitativa del actual proceso emancipatorio

Las ideas de Lenin acerca de la conscientización de las masas

El peligro de que la práxis se divorcie de la teoría 

La base social de la revolución socialista y el problema de las alianzas                        

 Ideología, lenguaje y teoría revolucionaria 

Lenin y Trotsky: alianzas proletarias                                                                                      

Lecciones de la Revolución China                                                                                         

Revolución Bolivariana, integración de América Latina y socialismo mundial               

Lo necesario: Un partido revolucionario marxista de la clase obrera venezolana

  
Introducción

Muchos de nosotros consideramos que hacer algo, actuar, o la acción en sí es mucho más fácil que pensar o el pensamiento. Otros sugieren que no deberíamos torturar a las pobres y humildes masas con ideas complicadas, con teorías complejas. Lo que olvidamos es que estamos alimentando la ignorancia de las masas, que ha sido fomentada por razones estratégicas por nuestros gobernantes a lo largo de milenios. El pensar y el pensamiento no son dones intelectuales especiales sino que en primer lugar son propios de todos los miembros de la especie humana. Tanto es así que en nuestra niñez y juventud cada uno de nosotros ha tenido la facultad natural de pensar y filosofar, por lo que la posterior pérdida de esta capacidad natural teórica a causa de la deformación padecida en manos de nuestro sistema educativo, equivale a perder la revolución socialista, a agonizar lentamente, a desaparecer en el olvido fascista globalizado. De hecho, tanto la acción como el pensamiento son los dos lados dialécticos naturales y sociales del vivir humano, de la vida humana en este planeta.

 

En un mundo de relaciones amo-esclavo, generalmente el amo es el que piensa y nosotros, los esclavos asalariados, somos los que laboramos: por medio de nuestro trabajo producimos las ganancias y el poder para nuestros amos. Toda la historia de Venezuela, hasta el día de hoy, puede servir como la verificación científica de esta simple verdad. A nosotros, como trabajadores físicos, no se nos ha enseñado a pensar, a ser socialmente conscientes, desarrollar una conciencia proletaria de clase. Este no es (ni nunca ha sido) el objetivo de la educación, religión y cultura de la clase dominante para los esclavos, siervos y asalariados, como tampoco de todos los gigantescos medios y aparatos de comunicación.

 

Como humanos contamos con todas las capacidades, en latencia y en tendencia, en posibilidad y en realidad, para hacer y pensar de este planeta, de este sistema solar, un mejor lugar para vivir y el mejor de los tiempos en los cuales vivir. Sin embargo nosotros, como trabajadores venezolanos, como clase explotada, estamos atrapados en un proceso de trabajo globalizado, en un mercado mundial, en el que las clases dominantes parásitas nos explotan, dominan, discriminan, militarizan y alienan, en un mundo que se está convirtiendo en un infierno, en un monstruo capitalista destructor que amenaza con devorar la especie humana y toda la vida sobre este planeta con armas de destrucción masiva y la conflagración nuclear.

 

 

El aporte teórico del marxismo a la revolución proletaria

 

Una cosa es segura: no necesitamos sentarnos en la biblioteca del Museo Británico de Londres para estudiar la quintaesencia explotadora del capitalismo durante los próximos 40 años con el fin de determinar cuál entonces es su negación dialéctica, su otro lado, su mismo opuesto, es decir, para comprender qué es el socialismo científico y filosófico. De hecho, Marx y Engels y todos los marxistas a escala global ya han realizado esta magnífica tarea por los que buscan un sólido fundamento teórico para la Revolución Bolivariana.

 

El capitalismo no es un modo de producción particular, limitado a escala nacional o local; es un modo de producción que opera a escala internacional y que ya se ha estado ‘globalizando’ desde hace tiempo. Y es exactamente como tal - como modo de producción mundializado -que este se debe estudiar, confrontar y aniquilar por la única clase social que tiene un verdadero interés de clase en su total eliminación, es decir, por los trabajadores unidos del mundo, organizados y guiados por una nueva lógica, ciencia y filosofía, realizando el marxismo que no pretende ser otra interpretación más del mundo, sino que exige cambiarlo y emanciparlo por medio de la práxis y la teoría revolucionaria.

 

Seguramente existe un número infinito de ideas, programas políticos, planes y estrategias para liberar el mundo; sin embargo, hay una sola negación verdadera del capitalismo global que es engendrada por el capitalismo mismo desde sus orígenes como modo dominante de producción moderna: el marxismo. Por esto es que Marx, el marxismo, el socialismo y el comunismo son odiados globalmente por aquellos que afirman el capitalismo como lo son los perros guardianes del imperialismo corporativista, las grandes religiones monoteístas patriarcales de alcance mundial, los ortodoxos jerarcas oligárquicos, los defensores del McCarthismo, de la democracia burguesa, del liberalismo, del ghandismo, del nacionalismo radical, del sionismo y del Apartheid, y odiado también por las caricaturas que se han hecho llamar ‘socialismo’ como el estalinismo y las aberraciones como el ‘socialismo nacional’. Esto es evidencia suficiente para darse cuenta qué tamaño de fuerza transhistórica poderosa han sido, son y serán para la verdadera revolución el socialismo y la emancipación, en otras palabras, el marxismo. Solo con el arma del marxismo las clases obreras a escala mundial lograrán borrar el capitalismo hasta su último remanente de la faz de la tierra, en una lucha global de clase.

 

Se trata de nada menos que de la siguiente disyuntiva: o bien realizamos el socialismo o nos hundimos en la más oscura de las barbaries, es decir, en la destrucción total. Crucemos el Rubicón y salvemos a nosotros mismos de las punzadas y colmillos del trabajo y del capital, dirijámonos hacia la creatividad y creación humanas.

 

 

Estrategia y táctica revolucionaria

 

Es innecesario subrayar que, estratégicamente hablado, lo anteriormente dicho es nuestro quo vadis. Tácticamente, es nuestro aquí y ahora capitalista, el conocimiento práxico y teórico, es decir, el conocimiento revolucionario científico y filosófico conforma un punto de partida razonable para planificar nuestra estrategia emancipatoria en todos los campos de la vida en Venezuela: en el económico, político, social y militar.

 

Es pertinente entonces que aprendamos de las luchas de clases marxistas y que notemos algunas excelentes verdades acerca de posibles estrategias a largo plazo y tácticas diarias a corto y mediano plazo en este moderno combate revolucionario globalizado. Estas verdades y realidades deben estudiarse, modificarse, actualizarse tecnológicamente, enriquecerse científicamente y divulgarse de nuevo por todos nosotros, por la misma Revolución Bolivariana, como contribución filosófica actual hacia la revolución mundial permanente. Para vencer debemos ser mucho mejores que los perros guardianes del fascismo mundial, debemos estar un milímetro por delante de nuestros enemigos, un milisegundo más rápido que las ondas escalares, es decir, estar armados poderosa e invenciblemente como una nueva trinidad revolucionaria, como nuevos 'seres, existencias y trascendencias humanas', como el Hombre-Mujer Nuevos, armados con una nueva lógica, una nueva ciencia natural, una nueva filosofía social y una nueva creatividad y creación sapientes.

 

Todavía estamos muy lejos de este objetivo, pero podemos aproximarnos a esta meta a una velocidad inmensa si tan sólo descartamos todas las supersticiones, religiones mundiales patriarcales, dogmas y doctrinas ideológicos, si descartamos nuestra mortal actitud anti-socialista, anti-marxista y anti-comunista que ha sido martillada sin misericordia en nuestros delicados e inocentes cerebros a lo largo de largas décadas. Dejemos atrás este miedo al socialismo, miedo al comunismo que nos han infundido los eternos ‘amos del valle’ en Venezuela, América Latina y el mundo.

 

La memoria revolucionaria histórica

 

Refrescando nuestra memoria histórica, en la mayoría de las revoluciones del siglo XX podemos notar una gigantesca discrepancia entre la fortaleza cuantitativa y cualitativa de las clases oprimidas que estuvieron comprometidas en el cambio social radical y las luchas de clase.

 

En África del Sur, por ejemplo, en la segunda mitad del siglo XX, los movimientos de los Congresos de los Pueblos africanos (encabezados por Nelson Mandela y otros) tenían el apoyo de millones de africanos empobrecidos y fueron liderados por activistas liberales, pacifistas y reformistas, que frecuentemente enarbolaban consignas marxistas, logrando fama internacional, pero no desarrollaron ni podían desarrollar una práxis y teoría revolucionarias, un programa emancipatorio para África del Sur. Por otro lado, en la tradición de la Convención Africana y el Movimiento Unitario de Sudáfrica, excelentes marxistas y trotskistas revolucionarios estuvieron analizando los temas nacionales e internacionales, haciendo excelentes contribuciones a los problemas de organización y de construcción de un partido socialista revolucionario de vanguardia y a la construcción del socialismo en África del Sur.

 

Sin embargo, nunca lograron una fortaleza cualitativa, nunca pudieron capturar la imaginación inmediata de las masas oprimidas, nunca pudieron transformar la teoría revolucionaria en práxis concreta de largo plazo, en poder proletario material. De hecho, por muchas décadas hemos perdido la posibilidad de una revolución sudafricana, a pesar del hecho que las condiciones objetivas, esto es, económicas de los pobres de Sudáfrica hoy son tan precarias o casi peores que bajo la explotación del nefasto Apartheid. La realidad ha verificado que en Sudáfrica nunca tuvimos una 'lucha de razas', sino que siempre fue una lucha de clases disfrazada de ‘razas’ dentro del capitalismo mismo. De esto deberíamos darnos cuenta en Venezuela para que tengamos claro que nuestro más grande enemigo es el enemigo de clase, es el explotador que se apropia de los frutos de nuestro trabajo en el marco del capitalismo. Acabar con el explotador, acabar con la apropiación privada de los frutos del trabajo de un gran colectivo de trabajadores, sólo existe un arma: la lucha de clases emancipatoria, conducida con conciencia marxista en contra de la violencia sistémica y del terror sistemático de las clases dominantes.

 

Como explicado por León Trotsky, dentro del contexto del desarrollo histórico igual, desigual y combinado, comencemos entonces nuestra aproximación emancipatoria global con el poder, con la táctica y estrategia de los trabajadores, con un enfoque clasista de la fortaleza revolucionaria proletaria contemporánea, con las ideas y acciones de Lenin, aquél genio marxista de la práxis y teoría revolucionaria en la época de la descomposición del capitalismo. La revolución bolivariana, debido a su condición transhistórica, forma parte integral de todas las deliberaciones que hacemos aquí. El poder de la clase dominante nos destruye, tenemos que conquistarlo con fuerza emancipatoria, tenemos que desmantelar su poder capitalista destructivo y erradicar el poder del capitalismo global para siempre, reemplazándolo con creatividad natural y creación humana.

 

 

El problema de la fortaleza cualitativa y cuantitativa del actual proceso emancipatorio

 

Primero, con el fin de desarrollar tácticas y estrategias concretas para la venidera etapa decisiva del socialismo bolivariano en Venezuela y América Latina, tenemos que resaltar el problema revolucionario de la fortaleza cualitativa y cuantitativa del actual proceso emancipatorio en Venezuela. En la lucha de clases, ¿por qué y hacia dónde fluctúa el poder revolucionario? ¿Por qué las masas de la clase trabajadora venezolana reaccionan y actúan en el 2007 de manera diferente que en el 2002? Basadas en sus experiencias personales de las revoluciones rusas de 1905 y 1917, Lenin tenía algunas explicaciones importantes a este respecto que elaboraremos más adelante.

 

A lo largo de todo el siglo XX, con pocas excepciones, estuvimos (y todavía estamos) ante el hecho de que aunque muchas organizaciones y partidos políticos socialistas y marxistas verdaderos han hecho contribuciones teóricas revolucionarias que mantienen su validez hasta el día de hoy, no han sido capaces de alcanzar una base popular de masas para la revolución permanente. En contraste, movimientos de índole pacifista, liberal y de liberación nacional, democrático-burgués que estuvieron (y siguen estando) mucho menos inclinados hacia la teoría revolucionaria, han logrado su objetivo de manera definitiva con el apoyo entusiasta de las masas. Las interrogantes que vienen a la mente son: ¿Cuáles pueden ser las causas subyacentes? ¿Podemos lograr una verdadera revolución socialista sin un punto de vista radicalmente anticapitalista, esto es, sin teoría revolucionaria? ¿Es suficiente el mero accionar, el activismo revolucionario para tumbar al imperialismo mundial? ¿Pueden las caricaturas del socialismo detener el fascismo mundial?

 

Los catecismos, oraciones, sermones de la montaña, mandamientos, consensos y alianzas de clases, comisiones de la verdad, diálogos con el enemigo de clase y una revolución pacífica, ¿harán el trabajo por nosotros? ¿Podemos lograr una revolución socialista mundial exitosa sin la práxis y la teoría del marxismo, de la negación del capitalismo? ¿No es el marxismo el latido de corazón dialéctico del socialismo?

 

Los ‘líderes’ reaccionarios en Venezuela y en otras partes del mundo que pregonan el anti-comunismo, el activismo ciego, el consenso de clase, el pacifismo democrático, el reformismo desdentado y quienes lanzan comisiones de la verdad, diálogos contrarrevolucionarios y consumismo capitalista utilizando propaganda fascista en sus medios de comunicación masiva internacionales, ¿porqué es que logran semejante éxito en seducir las mentes de los trabajadores y campesinos explotados, dominados y discriminados? ¿Por qué, de una manera tan fácil, se convence al explotado a afirmar, aceptar y hasta defender su condición de miserable explotado?

 
Las ideas de Lenin acerca de la conscientización de las masas

 

¿Qué es lo que falta por lo general en los movimientos de masas de los trabajadores para que asuman un carácter verdaderamente revolucionario, anti-capitalista, marxista? En función de aclarar esta interrogante y volviendo a las ideas de Lenin, este, al igual que Rosa Luxemburgo, investigó muy cuidadosamente la relación entre la espontaneidad de las masas trabajadoras y la política económica, por un lado, y por el otro la relación entre la espontaneidad de las masas y la teoría y práxis revolucionaria bajo condiciones de una aguda represión en los países no metropolitanos económicamente débiles, por ejemplo, en el Imperio Ruso. Derivado de las condiciones específicas de su época llegó a la conclusión lógico-dialéctica que los movimientos espontáneos de masas de la mayoría de las clases trabajadoras oprimidas no asumirían un carácter marxista revolucionario sino más bien tenderían hacia una política de conciencia sindical (democrático-burguesa).

 

Según Lenin, el mero activismo espontáneo de los trabajadores, sin embargo, puede llevar muy fácilmente al estancamiento mental y a la debilitación psicológica debido a un constante bombardeo con la añeja ideología, religión, cultura y moralidad por parte de la clase dominante. Como ya sabemos, hoy día todas estas armas sofisticadas de destrucción masiva, del holocausto mental, cuentan con una estructura más variada y sus propios creadores cuentan a su disposición gigantescos medios y recursos, medios de comunicación internacionales, educación lógico-formal, relaciones amo-esclavo, para perpetuar los intereses de la clase dominante. Al contrario que los obreros y sus organizaciones, los capitalistas cuentan con arsenales inconmensurables de guerra psicológica, más medios para la diseminación de propaganda contrarrevolucionaria, mecanismos represivos, intrigas, engaños descarados y grandes mentiras.

 

Lenin postuló que la tendencia hacia la conciencia sindical, en vez de una conciencia de clase, hacia la ‘liberación’ dentro del marco capitalista, dentro del proceso de trabajo explotador, debe combatirse de dos maneras interconectadas, de manera de permitir que los movimientos obreros espontáneos y el socialismo científico y filosófico se fundan en un solo movimiento combativo proletario-revolucionario.

 

Él lo enfatizó así: primero, replantear la teoría revolucionaria en su justa proporción y sometiéndola a una revisión práxica constante, y segundo, intensificar la información y agitación científica revolucionaria entre las masas explotadas y dominadas no sólo con el objeto de desvelar y denunciar las condiciones económicas de vida, sino también lograr una educación política total de las masas.

 

En este sentido, podemos afirmar que la revolución bolivariana, por medio de sus misiones educativas y de capacitación, ha logrado un tremendo paso hacia adelante en esta dirección, en contra del férreo control de la educación por parte de la reacción. La relevancia de las ideas de Lenin para nosotros hoy en Venezuela radica en lo siguiente:

 

a) Los movimientos espontáneos de masas de los oprimidos (huelgas, sublevaciones, rebeliones, protestas populares etc.) no pueden igualarse mecánicamente con una conciencia revolucionaria o con una conciencia de clase trabajadora.

2.  Los actos espontáneos de las masas, resultado de una coyuntura específica, corren peligro y efectivamente han sido secuestrados por el reformismo y la misma ideología y práctica burguesa, ya que no se permite a las masas a avanzar y aprender y formular su propia estrategia y táctica para una praxis y teoría revolucionaria, sino se imponen ‘desde arriba’ unos programas pre-formulados que apuntan siempre hacia un consenso de clases y que proclaman el respeto a la propiedad privada de los grandes medios de producción sociales. Este tipo de secuestro reformista sólo puede combatirse, según Lenin, con la unidad de la educación y lucha teórica, económica y política establecida conscientemente en el marco de la lucha de clases.

 

 

El peligro de que la práxis se divorcie de la teoría

 

La teoría revolucionaria debe comprobarse aquí en una nueva situación que difiere considerablemente de las condiciones europeas o asiáticas, lo cual quiere decir que primero debe concentrarse en un análisis de la realidad venezolana y latinoamericana para que no degenere en mero dogmatismo y se vuelva una caricatura del socialismo que no es ni puede ser otro que la negación científica del capitalismo, lo cual abriría la posibilidad emancipatoria de un ‘éxodo’ de este ‘valle de lágrimas’ u orden mundial.

 

Durante el siglo XX muchos marxistas en Venezuela, Cuba y América Latina tuvieron grandes dificultades al tratar de traducir sus análisis contemporáneos en una efectiva ilustración y agitación de las masas y al desarrollar métodos, tácticas y estrategias adecuadas para la emancipación global. En el pasado, el problema consistía en que la teoría revolucionaria tuvo que mantener su independencia y fortalecerse contra las influencias ideológicas que surgían de las alianzas tácticas con otras clases sociales, especialmente con el campo democrático-liberal. En el presente, el problema consiste en que la teoría revolucionaria, sin dejar de ser anti-capitalista por supuesto, tiene que bañarse con las condiciones especiales en las que nace y prospera la revolución bolivariana, latinoamericana, y agarrar la fantasía y los sueños de las masas en nuestras latitudes, despertando y fomentando a su creatividad para encaminar la revolución hacia un verdadero y consecuente anti-capitalismo.

 

Al respecto, en nada sirven las órdenes permanentes que emanan ‘desde arriba’, los decretos, programas y estrategias trazadas ‘desde arriba’ que tienen más bien un efecto contrario al reprimir la espontaneidad y una sana capacidad de reflexión crítica sin censura.

Inter alia, el impacto combinado de estos factores ha desacelerado, hasta ahora, una efectiva práxis y teoría socialista de los trabajadores venezolanos, la condición sine qua non para la urgente formación de un verdadero partido socialista de vanguardia que tiene la tarea histórica de llevar a la revolución bolivariana más allá del reformismo democrático-burgués, hacia la victoria socialista emancipatoria global.

 

Si se sigue impidiendo el fermento, la reflexión crítica y la creatividad desde las bases y si se siguen prescribiendo las cosas desde arriba, el movimiento revolucionario en Venezuela corre el peligro de no sólo dividirse en dos sino en muchas partes, y así dejar el camino preparado para una fácil victoria contrarrevolucionaria o para una devastadora guerra civil, según el viejo lema imperialista: divide et impera.

La teoría marxista no es dogma y basándonos en principios científicos y filosóficos, en la era de la globalización, debemos desarrollar nuevos aspectos para hacer frente a una nueva realidad. Esto nada tiene que ver con ‘innovar’ el marxismo, ni tampoco tirarlo al ‘basurero de la historia’, ni con ‘reformarlo’ en un sentido revisionista como para recoger al azar cualquier ideología anticuada para darle un nuevo impulso al capitalismo. De lo que se trata es que simplemente tenemos que estar a la altura de los múltiples retos que nos impone el capitalismo globalizado en su fase de colapso y destrucción violenta.

 
La base social de la revolución socialista y el problema de las alianzas

 

En el siglo pasado el tema agrario y de liberación nacional sin duda representaban los problemas más importantes del cambio revolucionario en las colonias y semi-colonias. El hecho que haya sido imposible resolver estos problemas, que afectan a la mayoría de los pueblos del sur hasta el día de hoy, se debe a la persistencia de los latifundios feudales y al imperialismo oligárquico en nuestras tierras. En todos los países explotados de Asia, África y América Latina, como en la atrasada Rusia pre-revolucionaria, la gente que trabajaba en la agricultura formaba la abrumadora mayoría de la población nacional. En todas partes fueron explotados y oprimidos por el imperialismo, aunque el grado de su explotación pudo diferir, dependiendo de su nivel inicial de desarrollo y las prioridades de los intereses foráneos.

 

Ahora bien, ¿qué hay de la estrategia de formación de alianzas en la lucha revolucionaria? ¿Con cuáles clases podemos formar alianzas?

 

En su obra 'Revisión del Programa Agrario del Partido de los Trabajadores' Lenin comenzó a reflexionar acerca de lo deseable de forjar una alianza entre el pequeño proletariado y el inmenso campesinado pobre de Rusia. Considerando la debilidad de la enana lumpen-burguesía, en 1906, Lenin argumentó que la revolución democrático-burguesa contra el feudalismo sólo podía ganarse por medio de una alianza de trabajadores y campesinos; por lo tanto, sus logros y progreso sólo podía garantizarse si las dos clases actuaban conjuntamente.

 

Está claro que los obreros, las clases trabajadoras, juegan un papel central en la revolución socialista. Asimismo, no se puede formar ninguna alianza con una clase dominante explotadora. Como una excepción, podría forjarse una alianza con las clases medias bajas, bajo el liderazgo supremo del proletariado.

 

Aun después que el proletariado conquistó el poder en Rusia en 1917, Lenin todavía consideraba al campesinado, especialmente al proletariado rural, un aliado importante aunque, claro está, enfatizó -luego de rechazar la teoría de dos fases para Rusia, para hacer primero la revolución democrática-nacional, y luego la socialista- el papel principal del partido del proletariado durante la revolución democrática.

 

Para defender la revolución socialista Lenin no buscó alianzas en las privilegiadas clases dominantes altas, y no tuvo interés en crear nuevas clases políticas. Él argumentó que la estabilidad del poder de los trabajadores sólo podía lograrse por medio de la actitud positiva de los campesinos hacia el Estado revolucionario y su activa colaboración.

 

En cuanto a la estrategia revolucionaria y la reforma constitucional él no abogó por una rígida expropiación de toda la propiedad privada en manos de los campesinos, sino por la repartición de todas las tierras confiscadas a los grandes hacendados y terratenientes, quienes habían sido la columna vertebral de la oposición, entre los pobres campesinos hambrientos de tierra. Él advirtió, sin embargo, contra la aplicación dogmática de esta política de manera generalizada ya que sólo la consideraba aplicable para las específicas condiciones rusas.

 

Desde el mismo principio, sin compromisos y de manera categórica como un marxista revolucionario, Lenin vio a la Revolución de Octubre esencialmente como una revolución anticapitalista, anti-imperialista, socialista. Durante la I Guerra Mundial ni siquiera los ataques imperialistas de una docena de países capitalistas pudo parar su marcha hacia el socialismo. Él no pensó que una nacionalización exitosa sería posible en las áreas rurales hasta después que la industria nacional se reorganizara sobre la base de la industria pesada colectiva, tomando en cuenta los logros más recientes en la tecnología moderna. Él sostuvo que no debía ganarse a los campesinos por medios coercitivos sino con 'la fuerza del ejemplo'.

 

En cuanto a las alianzas políticas revolucionarias con varios grupos y clases sociales oprimidas, con el fin de auspiciar la revolución socialista, este asunto es realmente complejo e imperativo. El campesinado en Europa durante las Edades Oscuras, los campesinos de Argelia descritos por Frantz Fanon y los actuales campesinos de Venezuela, un país productor de petróleo, son realidades distintas que pertenecen a ciertas épocas históricas. Sus funciones sociales y revolucionarias también varían. Asimismo, una cosa es una alianza electoral para conquistar el poder político dentro del status quo económico capitalista y defenderlo democráticamente, y otra cosa es construir un partido socialista revolucionario de vanguardia para desarrollar las estrategias defensivas de los trabajadores, para formular un programa histórico para establecer una sociedad socialista a escala nacional, continental e internacional.

 

 

Ideología, lenguaje y teoría revolucionaria

 

Los nombres o las palabras pueden ser idénticos, pueden diferir de acuerdo al idioma; ellos tienden a convertirse en ideas fijas, ideología de la clase dominante, instrumentos inadecuados de pensamiento, de hecho, verdades absolutas. Por lo tanto, ellas distorsionan o desfiguran nuestra realidad fluyente. Las palabras utilizadas por los medios de comunicación internacionales están llenas de significados de la clase dominante, ellas no reflejan las realidades de Venezuela. Marx ya lo dijo, las ideas dominantes de cada época son las ideas de las clases dominantes. Quien ejerce el poder económico y político también controla la educación, la información, la socialización, las ideas acerca de la realidad. Aquello que las palabras y letras supuestamente describen, lo que realmente debe pensarse, teorizarse, cambia constantemente dentro del proceso de trabajo, dentro de la acumulación terrorista de capital económico, poder político y violencia social, es decir, la muerte planetaria por medio del orden social, del orden estatal.

 

Por lo tanto, dentro de la lucha diaria, por razones estratégicas, las ideas, pensamientos y las teorías revolucionarias deben ser concisos, incisivos y precisos. En términos de dialéctica socialista, el no explicarle a las masas electorales un concepto como el de 'la propiedad' puede tener resultados mortales para las reformas constitucionales y los referendos nacionales. Este sólo concepto es central en relación a las alianzas revolucionarias durante las severas luchas de clases como las que acontecen en este momento en Venezuela y en América Latina.

 

En este contexto, los enfoques trans-históricos de Lenin y Trotsky en cuanto a los conceptos e interpretaciones revolucionarias precisas son realmente fundamentales para Venezuela. Las diferencias analíticas que tenían estos dos revolucionarios en relación al asunto de las alianzas no surgieron en ningún momento sobre la necesidad en general de establecer una alianza entre el proletariado y el campesinado ruso, ya que esto fue algo lógico y necesario.

 

 

Lenin y Trotsky: alianzas proletarias

 

La controversia se desató en torno al grado de independencia de los campesinos, su capacidad de organizar la lucha de clases permanente, y el liderazgo y la composición de la vanguardia. Lenin sobreestimaba la capacidad de organización revolucionaria del campesinado. Para Trotsky y como explicado en su obra 'La Revolución Permanente', el hecho de que los campesinos, especialmente en Rusia, en el pasado hayan sido incapaces de establecer un partido 'antiburgués-revolucionario' fue un indicador de su titubeante actitud revolucionaria, que no auguraba nada bueno en el largo recorrido por organizarse en contra del orden feudal y capitalista. Esta advertencia de Trotsky es importante, ya que en la mayoría de las revoluciones del Tercer Mundo sus enfoques fueron verificados científicamente. Esto no tiene que ver con arrogancia política, ni con discriminación o degradación de ningún grupo social de los 'condenados de la Tierra'.

 

Especialmente en los países del Sur, devastados por siglos por el imperialismo, las clases sociales no están tan bien definidas a tal punto que una se sobrepone a la otra. Como en Europa, aquí en nuestros países del Sur, a lo largo de los siglos, las clases sociales no fueron producidas por medio de la acumulación originaria del capital, sino como resultado de la introducción forzada del capitalismo y como víctimas del imperialismo. Diversos factores determinan nuestras específicas formaciones de clases sociales, nuestra participación en las luchas de clases de los trabajadores en la época de la globalización. En la Sudáfrica del Apartheid, por ejemplo, las clases sociales se formaron por medio de la legislación racista; a lo largo de las últimas dos décadas una nueva clase dominante casi-burguesa negra, se formó a raíz de la necesidad del capital internacional de ampliar su mercado interno y fortalecer el consumo en Sudáfrica para evitar una gigantesca explosión social que pudiera dar al traste con el orden capitalista mismo. La Revolución Bolivariana tiene que evitar a toda costa que algo similar pase aquí en Venezuela. Es extremadamente difícil hacer un análisis de clase fluyente preciso y científico para el caso de Venezuela y de todos los países latinoamericanos; sin embargo y si queremos ser exitosos, habrá que intentarlo, ya que es fundamental para nuestra práxis y teoría revolucionaria.

 

Aunque en algunos casos sí podemos estar de acuerdo con Trotsky en que generalmente los campesinos tienen poco éxito construyendo poderosos movimientos o partidos políticos a largo plazo, y que no son capaces de completar las revoluciones sociales, tenemos que considerar que en Cuba, Bolivia, México, China, Vietnam y en otras partes del mundo, el campesinado no puede descartarse como fuerza revolucionaria y socio central en las alianzas estratégicas de los pueblos oprimidos. De manera similar, no todos los sectores de la clase media-baja, no todos los estudiantes ni todos los académicos e intelectuales (a quienes se les suele acusar de ser sentados en la torre de marfil) son reaccionarios por definición; no se les puede descartar a priori como posibles aliados políticos. Sin embargo, según Lenin y Trotsky, en vísperas de la Revolución de Octubre, esto sólo es válido si ellos aceptan el liderazgo de los trabajadores y si ellos categóricamente identifican sus intereses de clase con las de la clase trabajadora, quiere decir, dirigidas contra la explotación capitalista. Igualmente, los intelectuales de otras clases sociales, por ejemplo, Frantz Fanon, el Ché Guevara o Fidel Castro, inter alia, por motivos morales y humanistas, pueden cometer suicidio de clase y decidir correr la misma suerte que todos los laboriosos trabajadores del mundo.

 

A este respecto, el hábito poco científico de adscribirle al campesinado de todos los países 'subdesarrollados' de una manera generalizadora, discriminatoria e irresponsable, una 'mentalidad pequeño-burguesa' tal como se le reprochó en su momento al campesinado de Rusia, es simplemente inadecuado. Hoy día, más que nunca, semejante método no-dialéctico falla en tomar en cuenta las condiciones concretas, las peculiaridades sociales, esto es, las formas específicas de explotación, la verdadera existencia de las clases y luchas sociales y el nivel de conciencia en un país dado, por ejemplo y en lo que concierne a Venezuela, el que nos encontremos en plena época de la globalización, en un país todavía ‘monocultivo’, productor de petróleo.

 

El marxismo vivo analiza la realidad revolucionaria de Venezuela libre de ideología, esto es, libre de cualquier tipo de revelaciones, mandamientos, catecismos, doctrinas, dogmas y directrices desde arriba. Ningún Mesías, ningún gran hombre, ninguna gran idea dirige la lucha de clases: la clase trabajadora tiene que hacer y pensar su revolución ella misma; la solidaridad es bienvenida, pero el deber de los revolucionarios latinoamericanos es hacer la revolución socialista contra la barbarie capitalista.

 

Todo esto debe ser aprehendido con una memoria histórica, es decir, aprendiendo de nuestras propias luchas anti-coloniales, de nuestras guerras de independencia y todos nuestros experimentos revolucionarios, sociales y socialistas del pasado y del presente. No somos salvadores, redentores, santos o profetas autoproclamados, podemos cometer errores teóricos; sin embargo, científicamente, la práxis revolucionaria al saber la verdad concreta, siempre corrige a la teoría, que una vez más genera niveles más altos de práxis revolucionaria.

 

De esta manera aun Trotsky, quien generalmente fue muy preciso en su análisis de las luchas revolucionarias concretas, tal vez debido a falta de información, también subestimó la importancia de la reforma agraria en China.

 

 

Lecciones de la Revolución China

 

Echemos un breve vistazo a la esencia del papel político del campesinado en la Revolución China, para demostrar que las formaciones y luchas de las clases bajas oprimidas hoy en día pueden tomar varias formas peculiares de apariencia. Aun así, todas ellas tienen un factor en común: el derrocamiento del capitalismo y del imperialismo de la clase dominante global.

 

Primero, en este momento, como resultado de profundas contradicciones y luchas de clases globales, en todas partes surgen nuevos tipos de clases sociales, otras simplemente desaparecen. Las inmensas clases medias, normalmente esenciales para el fascismo clásico, desaparecen en los países metropolitanos, como en Alemania o los Estados Unidos de Norteamérica. Países enteros, regiones y continentes están condenados a una existencia proletaria miserable; empresas multinacionales gigantescas como Exxon Mobil o Microsoft se convierten en entidades burguesas económicas globales, más ricas y poderosas que algunos de los mismos países metropolitanos.

 

La fortaleza cuantitativa y cualitativa del proletariado mundial varía a medida que las clases dominantes globales rápidamente disminuyen en número, pero cualitativamente se vuelven más y más ricas a cada segundo, más desesperadas, más poderosas, más brutales a cada milímetro apocalíptico y fascista.

 

A principios del siglo XX, aunque formalmente, existía en China la tenencia comunal de la tierra, sin embargo la mayoría de los campesinos estaba sujeta a una triple opresión -del tipo patriarcal, feudal y de capitalismo primitivo- que les impedía surgir por encima del mínimo de subsistencia. Esto influía en su acción política y conciencia de clase, pero mantenían una larga tradición rebelde de protestas populares.

 

Cabe aquí una advertencia: bajo ninguna circunstancia se debe igualar el concepto 'pueblo' con las clases trabajadoras. La ideología capitalista está basada en la utilización  del concepto 'pueblo' con fines de velar la existencia de unas clases sociales antagónicas. Así es como este concepto incluye a individuos que forman parte de la alta burguesía, de la jerarquía eclesiástica, del golpismo, del puntofijismo, y los más humildes de nuestros compatriotas. Este término afecta al análisis de clase; de hecho, niega la lucha de clases y postula el consenso de clases, es un concepto cristiano, liberal y democrático-burgués que invoca la libertad, fraternidad e igualdad de ‘todos’. En realidad y desde el punto de vista de una transnacional como la Exxon Mobil por ejemplo, que realiza un billón de dólares por semana en ganancias, el concepto ‘pueblo’ tiene una connotación netamente capitalista, que sólo ve y busca consumidores. La clase trabajadora venezolana tiene que aprender que el concepto ‘pueblo’ es engañoso, ya que tiene el objetivo de esconder la existencia de clases sociales antagónicamente opuestas, y con ello la lucha de clases, que es el verdadero motor de la historia y de la emancipación.

 

En cuanto a las lecciones que nos ha dado la Revolución China, y de manera análoga la defensa de la Revolución Bolivariana durante el golpe del 2002, para nosotros son relevantes cuatro puntos con miras a las nuevas tareas y la defensa de la revolución en el año 2008:

 

Primero, la revolución china sólo pudo tener éxito debido a que contó con el apoyo activo de las masas trabajadoras rurales, que formaron la base social de la revolución y tenían una larga tradición de resistencia. En vista de las condiciones dadas en China, las iniciativas simultáneas a emprender una revolución agraria y una política anti-imperialista, marxista, fueron complementarias por naturaleza. Lección para nosotros: Si queremos lanzar otro proyecto de reforma constitucional, este debe basarse explícitamente en una política anti-capitalista, anti-imperialista y pro-socialista, marxista; de otra manera será inútil y fallará de nuevo.

 

Segundo, los movimientos campesinos cuyos cuadros Mao Tse Tung ayudó a entrenar en la escuela de adiestramiento del Kuomintang (Partido Nacionalista Chino originado en 1912), hasta julio de 1927 formaron el núcleo organizativo de la guerra popular revolucionaria en China. Una revolución socialista es una guerra del pueblo en armas, contra la barbarie capitalista metropolitana. Sin las armas de la práxis, de la teoría y del armamento moderno, lanzar una revolución socialista es un suicidio temerario.

 

Tercero, la solución de la cuestión nacional de la soberanía en China dependió de dos precondiciones:

 

a) la liberación del yugo del imperialismo;

 

b) el establecimiento de condiciones democráticas en la estructura política y socio-económica del país.

 

En teoría, ambos factores se toman en cuenta en la Revolución Bolivariana, sin embargo, llevarlas a cabo contra el sabotaje de una galaxia de mafias económicas y políticas, es otra cosa.

 

Cuarto, la revolución en China fue encabezada por un Partido Comunista, que aceptó al marxismo como su ciencia y filosofía revolucionaria, y que desde 1925 en adelante había iniciado una política muy sutil de mediación entre las exigencias de un amplio frente anti-imperialista, una reforma social instantánea, y el objetivo a largo plazo de una sociedad comunista. Para salvar la Revolución Bolivariana, para no perderla, lo cual es muy posible, debemos estudiar muy cuidadosamente la estrategia china mencionada arriba y derivar de ella nuestras propias conclusiones tácticas.

 

Originalmente el partido comunista chino estuvo subordinado al Kuomintang burgués cumpliendo las directrices del Comintern estalinista. Sólo cuando Mao Tse Tung liberó al movimiento revolucionario del consenso de clase y de las directrices desde arriba, fue posible encaminar la revolución socialista hacia niveles más elevados de victoria.

 

 

Revolución Bolivariana, integración de América Latina y socialismo mundial

 

En lo que concierne a las estrategias y tácticas precisas para la revolución anti-capitalista en nuestras latitudes, en diciembre de 1982 en una entrevista con Germán Wettstein para los 'Cuadernos del Tercer Mundo' (México), aplicando la economía política marxista, la dialéctica social y la teoría revolucionaria, indiqué la necesidad de la integración latinoamericana, del ALBA, y del nuevo tipo de guerrilleros que urgentemente deben defender la revolución socialista en América Latina. 1)

 

Entre otras cosas, comenté:

 

(Pregunta) “G.W.: Antes de seguir adelante me gustaría conocer su opinión sobre las posibilidades de aplicar ese tipo de 'guerrilla económica y tecnológica' a países de América Latina.

 

(Respuesta) FJTL: En el Tercer Mundo, debido a la importancia de ciertas materias primas (y es el caso de Venezuela con su petróleo) los trabajadores -- y todos los trabajadores agrupados de los países de la OPEP -- tienen un papel muy importante que desempeñar en la transición del capitalismo al socialismo. Los trabajadores vinculados a la industria petrolera tienen un papel de vanguardia, en cuanto se refiere a la clase obrera del Tercer Mundo. ...

 

... Del mismo modo veo una tarea trascendente del proletariado venezolano con relación a los demás países del Pacto Andino; porque sólo por la unificación de varios países, con intereses complementarios y productos para colaborar en el desarrollo mutuo será posible romper la división internacional del trabajo. Y ésta, lo repito una vez más, es la causa de todos los problemas. Es dentro de este contexto que es posible aplicar la guerrilla económica y tecnológica. ...

 

... Podemos pensar en nuevas relaciones, más allá de América Latina, en el caso de la bauxita, que existe en Surinam, Guyana, Jamaica y también en Guinea y hasta en China si ella quisiera intervenir. En síntesis, se trata de convertir las materias primas estratégicas en herramientas de la revolución, para la emancipación en este mundo capitalista.” 2)

 

En cuanto a la problemática de la noción de ‘lo nacional’ en un mundo globalizado, ya en 1982 expliqué la urgencia de la solidaridad y cooperación internacional de las clases trabajadoras del mundo:

 

“Allí está el punto de unión entre un trabajador africano de las minas del Sur, con el de las minas de cobre de Chile, el de las de estaño de Bolivia o el de la industria petrolera venezolana. Este es el punto que hay que entender en primer lugar: las verdaderas estructuras de clase en América Latina; entender el sistema económico en diferentes países y entender las conexiones con la sociedad internacional. Las dificultades entonces, derivan del muy bajo nivel de conciencia o de falta de movilización política, y también de los conflictos o las divisiones entre los diferentes partidos socialistas.” 3)

Lo necesario: Un partido revolucionario marxista de la clase obrera venezolana

 

Lenin insistió que los trabajadores activos, progresistas y su liderazgo deberían formar el núcleo revolucionario de un partido socialista de vanguardia de los trabajadores. Debe ser de, por y para los trabajadores. Debe organizarse por los trabajadores mismos y estar a su servicio, debe defender sus intereses de clase. Claro está, otros sectores pueden unirse a la lucha, pero sólo si ellos fomentan y apoyan los intereses y metas de clase de los proletarios.

 

Ahora, según Lenin, ¿cuándo tenemos una situación revolucionaria? ¿Ahora tenemos una revolución social en Venezuela, podemos conquistar el poder social? En resumen:

 

“Una situación revolucionaria, es decir, la posibilidad de conquistar el poder social existe cuando se consigue la asimilación de las acciones entre la vanguardia revolucionaria de los trabajadores y las masas, y cuando al mismo tiempo la conciencia política de la vanguardia se ha convertido en conciencia revolucionaria.

 

Esto significa que al fin la revolución social tiene una práxis y una teoría, y se ha convertido en una revolución socialista, en el sentido marxista.” 4)

 

Seguramente, aunque estemos politizados, aunque hayamos hecho tremendos sacrificios y hayamos trabajado duro para nuestra preparación revolucionaria, lo arriba mencionado todavía no es el caso de Venezuela; puede volverse una realidad en un futuro, pero sólo bajo la guía de un verdadero partido socialista de vanguardia obrera.

 

Claro está, aquellos trabajadores quienes están al frente de la lucha de clases en Venezuela contra sus amos explotadores y quienes están adquiriendo una verdadera conciencia de clase, una conciencia proletaria, forman la vanguardia socialista de Venezuela. En lo concerniente a una verdadera teoría revolucionaria, lógicamente ellos son los más avanzados. Ellos saben lo que es la explotación, la dominación, la discriminación, la violencia y la alienación en el capitalismo; ellos saben qué significado tiene la lucha de clases. En cuanto a esto, he observado lo siguiente:

 

“A estos trabajadores no los deberíamos frustrar; no deberíamos reemplazarlos por fuerzas reaccionarias retrógradas del viejo régimen. La propia categoría, ‘partido revolucionario’, tiene su base analítica, su teoría revolucionaria en el postulado emancipatorio que dice que el socialismo es una ciencia muy complicada y una filosofía muy compleja, la cual no se puede adquirir o dominar colectivamente dentro de pocas semanas o mediante unos simples ‘talleres’ de corta duración.” 5)

 

En conclusión, quien va a emancipar a Venezuela no puede ser otra que su clase trabajadora, en alianza con los campesinos y los elementos más progresistas de las demás clases sociales, siempre y cuando su lucha se enmarca en la lucha consecuente contra el capitalismo a escala mundial en unión con las clases trabajadoras del mundo.


NOTAS:

1)   Ver: http://www.franz-lee.org/files/pandemonium00792.html

2)   Ibid.

3)   Ibid.

4)   http://www.aporrea.org/ideologia/a20872.html

5)   Ibid.